Cuando Velinda Cortez entró al estacionamiento de una tienda del poblado de Canton (Carolina del norte, Estados Unidos), vio a un perrito en las condiciones más lamentables.
No paraba de llover y hacía mucho frío. El perrito temblaba, en lo que era la escena más triste que había visto en su vida.
“Todo su pelaje estaba enmarañado, tenía una infección ocular y una herida abierta en su patita”, contó Valinda.
Por pura suerte, Valinda iba de camino al refugio de animales para dejar algunas mantas y suministros, así que tomó una manta y cubrió al pequeño animal y le dio algo de carne seca. Cuando pudo ganarse su confianza, le colocó una correa alrededor del cuello.
Pronto Valinda llamó a Sue, una amiga suya con la que se dedica a socorrer a muchos perros callejeros y a llevarlos al refugio.
Lo nombraron Cassie y lo dejaron en el refugio para que pueda tener alimento, aseo, cuidado, cariño y una cama tibia y seca como la que merece.
Hoy Cassie está buscando un hogar permanente lleno de amor.