La familia siempre está ahí cuando la necesitamos, pero en especial los hermanos. Para quienes tienen la posibilidad y fortuna de tener hermanas sabrán que son las amigas a quienes podemos contarle todo, en cualquier momento.
El vínculo con ellas va más allá de lo familiar, se trata de un pilar con el que podemos contar siempre. A pesar de que en algunos años las diferencias nos alejen, al final, los años nos hacen comprender que la importancia es el lazo, la unión con una hermana supera cualquier relación.
Se trata de una conexión emocional, biológica e íntima exclusiva que se convierte en un auténtico tesoro que vale la pena valorar y atender.
A pesar de los enfados, problemas o rivalidades que sientas con tu hermana, el corazón siempre va tener presente ese dolor y en poco tiempo la separación se va a acabar. Nuestra hermana mayor o menor nos enseñó desde su punto de vista y nos aconsejó de la mejor manera.
Solo basta una llamada telefónica, unas risas, recuerdos e inmediatamente surge la conexión que jamás podrá romperse, a pesar de la distancia y de los reproches.
Es asombroso que a pesar de haber recibido la misma educación de parte de los padres, cada hermana es muy distinta de la otra. Entre las hermanas se suelen presentar intereses muy diferentes y reacciones muy distintas sobre la mismas cosas, algo que representa una ayuda y una forma de crecer, ya que se pueden complementar en diferentes aspectos.
Están las rebeldes y reaccionarias, las que nos enseñaron a defender nuestros espacios, nuestros derechos, a tener voz y saber qué es lo mejor para nosotras. Otras son más calmadas y siempre nos han podido dar cobijo y consuelo. Son un gran apoyo en los días difíciles sonde queremos sentirnos escuchadas y comprendidas.
El vínculo de la emocionalidad, de la sangre y la experiencia permite que las hermanas noten cuando estamos mal, en ese momento se presenta la cercanía y la preocupación que nos reconforta. A pesar de las amigas, la pareja o los padres, una hermana comparte con nosotras un gran legado de historias y situaciones que la hacen comprender de qué manera ayudarnos.
Nadie puede decirnos la verdad con tanta sinceridad como nuestra hermana, sin anestesia. Ella no tiene que ser condescendiente ni menos agradarnos con falsos convencionalismos. La verdad forma parte de la familia y eso es lo que esperamos de ella.
Una hermana siempre será mucho más que una amiga porque ya hemos pasado muchos años a su lado, la infancia, pasando por la juventud y ahora en la época de la madurez. Cada época nos ha dejado una huella y una enseñanza que no olvidaremos.
Si ahora estás distanciada de tu hermana por una pequeña discusión, problema o incluso orgullo, piensa que la vida es mucho más sencilla de lo que pensamos y el apoyo entre hermanos es impagable. Disfrútalo y agradécelo.