Si bien un sólo acto de compasión y solidaridad no puede erradicar toda la maldad del mundo, lo sabemos. Sin embargo, puede dejar una marca muy valiosa en los corazones y marcar un precedente. Es lo que queremos contarles el día de hoy. Se trata de la historia de un abuelito de Ecuador y su maravilloso acto de compasión hacia un perrito callejero.
Mientras que una mujer llamada Pamela Altamirano Sanchez caminaba por la calle cuando vislumbró un momento demasiado especial, de esos que valen la pena detenerse y admirar. Ella relata:
“Un abuelito se encontró frente a frente con un perro deambulando y con evidente sed, dada las altas temperaturas durante el día. El anciano no tenía un pocillo ni un vaso para brindarle agua al perro, pero eso no lo impidió ayudarlo”
Lo que hizo el abuelito es que se acercó a una fuente de agua en la misma calle y llenó sus manos, luego se aproximó despacio al perrito y con cuidado le acercó sus manos con agua. El can no dudó un solo segundo y comenzó a calmar su sed. Cuando el perro terminó de tomar toda el agua, el abuelito muy feliz y dichoso, volvió a la fuente de agua a llenar sus manos. Así se acercó de nuevo al peludo y le dio más agua.
Lo que este hombre jamás pensó es que Pamela lo había visto y le derritió el corazón, luego de ser retratado conmovió a 15 millones de personas también.
Lo cierto es que es un gesto muy simple, pero los cibernautas quedaron impactados por el amor hacia un ser vivo en necesidad. Rápidamente lo denominaron “el abuelo de corazón grande”, y alabaron su admirable actitud y nobleza. El simple gesto demuestra que siempre podemos ayudar a otro, incluso si uno no está en las mejores condiciones ni tiene los suficientes recursos para sí mismo.
