Estaba esperando para entrar a la escuela de su hija, cuando advirtió que sucedía algo extraño. Katia da Silva, de Sao Paulo (Brasil) esperaba afuera del establecimiento educacional donde estudiaba su hija para entrar a un acto en homenaje al Día de la Madre.
De pronto, un hombre a rostro descubierto llegó caminando hasta la entrada de la escuela y, utilizando un arma, logró asustar a quienes aguardaban y obligarles a que le entregaran los objetos de valor que tenían en su posición.
En apenas un par de segundos, aquella cotidiana situación se convirtió en caos: las personas afuera del establecimiento se tumbaron en el suelo, por miedo a que el antisocial ocupara el arma, pero una madre rompió todas las expectativas y se acercó a él.
Katia da Silva Sastre, policía de profesión, se acercó hasta el sujeto y, ante el peligro inminente que corrían los niños y padres en el lugar, decidió usar su arma de servicio contra el antisocial.
Elivelton Neves Moreira, de 21 años, quedó tumbado en el suelo debido a tres disparos que la madre percutió.
Acto seguido, la mujer de 42 años se acercó y le arrebató la pistola que mantenía en su mano. Como no había peligro de que el delincuente pudiera huir, la uniformada -que tiene más de 20 años de experiencia- llamó a una ambulancia para que el joven fuera trasladado hasta el centro asistencial más cercano al lugar.
Aunque el personal de emergencias tardó apenas unos segundos en llegar al lugar, el joven falleció minutos después de llegar a la sala de emergencias debido a la gravedad de las lesiones.
La sucesión de eventos que desencadenó en la muerte del delincuente fue registrada en las cámaras de vigilancia del lugar, registro que se filtró y se volvió viral en muy poco tiempo. Así, portales web y medios de todo el mundo daban cuenta del accionar heroico de esta madre que, pese a estar fuera de servicio, decidió proteger a su comunidad.
“Yo solo pensé en defender a las madres de familia, los niños y mi propia vida”, declaró la oficial.
Este hecho llegó a oídos de las autoridades regionales, quienes agradecieron la valentía de la mujer a través de comunicados públicos. Horas más tarde, el gobernador de Sao Paulo, Márcio França, informó que la agente del cuarto batallón de Acciones Especiales sería condecorada.
El gobernador, junto a una decena de autoridades, ovacionaron el actuar de la madre, que defendió la vida de los demás sin importar las consecuencias que ello podría traer. Márcio resaltó que la madre no estaba obligada a hacerlo, pero aún así no dudó en proteger a la comunidad:
“Ella estaba fuera de servicio y no tenía que hacerlo. Felicitaciones a esta oficial de la policía militar, felicidades a su esposo y a todas las madres del estado de Sao Paulo”
Las felicitaciones no terminaron allí: en redes sociales, usuarios de todo el mundo publicaron mensajes que resaltaban la valentía de la madre, que detuvo una situación que hoy es recurrente en la región.
“Bravo Katia da Silva Sastre. ¡Así es cómo debería funcionar!”
🇧🇷 This #amazing mother of two children, Katia da Silva Sastre, #shot a thief in Brazil Sao Paulo! She saved children and mothers on the street at school. I admire this #brave woman! KARMA 👏🙏 #katiaSastre #karma #Brazil #saopaulo #latino #mom #mother #school #baby #CNN @CNN pic.twitter.com/dF2VNSS4Kb
— Branislav Melis (@Branislav_Melis) May 15, 2018
“Esta increíble madre de dos niños, Katia da Silva Sastre, le disparó a un delincuente en Sao Paulo. Ella salvó a niños y madres en la calle de una escuela. Admiro a esta valiente mujer”
La región sufre tasas de delincuencia e índices de criminalidad que sólo han tendido a aumentar en los últimos años, lo que hace que quienes cometen algún delito o falta sean inmediatamente repudiados por la ciudadanía. Esa falta de seguridad e incapacidad de vivir en plenitud ha hecho que los delincuentes sean vistos como seres carentes de humanidad y dignidad.
La práctica de tomar la justicia por las propias manos es algo generalizado en América Latina, con linchamientos disfrazados de “detenciones ciudadanas”. A pesar de que la ley y las policías llamas a denunciar en lugar de agredir o incluso asesinar a los delincuentes, la ciudadanía suele optar por hacer aquello que la justicia dejó de hacer.
Esto sólo se ha agravado por la utilización de armas de parte de los delincuentes, quienes en muchas ocasiones han asesinado a sus víctimas a cambio de un celular o algunos billetes.
El sociólogo colombiano José Fernelly Domínguez, especialista en la violencia en Latinoamérica, asegura que el fenómeno de tomarse la justicia por las manos responde a una ineficiencia estatal:
“El Estado ha fallado en cumplir su función de entregar una justicia pronta a sus ciudadanos. Los índices de impunidad son muy altos, lo que genera una desconfianza por parte de la sociedad hacia sus instituciones.
“Pasa que si se captura un ladrón, este queda libre apenas horas después, lo que deslegitima al Estado. Además, las normas que ya existen no son cumplidas, generando una sensación de que no es una obligación cumplir las normas y que, precisamente, se puede tomar justicia por mano propia”
Actualmente, nuestra sociedad tiene índices de criminalidad y violencia que van al alza, y cabe preguntarse lo que propicia este aumento de la delincuencia a nivel regional.
Las leyes, ministerios y protocolos policiales tienden a enfocar su labor en las víctimas, pero ¿y los victimarios? ¿Qué estamos haciendo para que ellos puedan optar por un camino distinto a la delincuencia?
La falta de educación, la desintegración familiar, el alcohol y las drogas son cuatro elementos claves que desembocan en que un ser humano decida o se vea forzado a delinquir.
Por ejemplo, la desintegración familiar hace que los niños migren hacia donde abundan las pandillas, los que posteriormente los convierten en sus esclavos. La falta de educación y oportunidades hace que niños y jóvenes no vean otro camino que la delincuencia. No ven posibilidades de optar a algo mejor.