Bien sabemos que nada es eterno. La gorila Koko, famosa por haber aprendido una variación simplificada del Lenguaje de Señas Americano (ASL), falleció mientras dormía en su reserva californiana a la edad de 46 años. La primate, que murió esta semana, se fue dejándonos grandes enseñanzas, mucho talento y amor por el ser humano.
En las ciencias siempre ha existido una cierta discusión sobre la relación existente entre la especie humana y la de la gran familia de gorilas y simios. Pero Koko sin duda había construido un puente importante con nosotros.
Una de sus relaciones más conocidas fue con el también fallecido actor Robin Williams, con quien compartió en varias oportunidades donde imitaba su comportamiento humano o “hablaba” con él usando el limitado lenguaje de señas que sabía.
Koko también demostró que tenía un corazón tan o más sensible que el humano, pues tenía un gran amor por los gatos. En 1984 adoptó a un pequeño gatito a quien bautizó como All Ball porque parecía una tierna pelotita.
Lamentablemente ese mismo año Koko experimentaría la muerte de su compañero y pequeño amigo, lo que le causaría gran dolor.
Así reaccionó cuando se enteró de que su amada mascota había muerto atropellada por un automóvil:
En los años que pasó con los humanos, aprendió lo que es el amor, la felicidad, la tristeza y la pérdida de seres queridos. Hoy es el turno de nosotros para recordarla, y homenajear su importancia en la historia y nuestros corazones.