“Liberen a nuestro hijo”, fue la línea con la que los padres de Alfie Evans pelearon cada día para mantenerlo con vida. Su historia comienza en junio del 2016, cuando el pequeño fue diagnosticado con una enfermedad neurodegenerativa que no tiene tratamiento médico, ni cura. A medida que pasaba el tiempo, el pronóstico del pequeño Alfie se volvía cada vez más devastador, hasta que los médicos decidieron que continuar con el tratamiento que lo mantenía artificialmente con vida, no “velaba por los intereses” de Alfie.
El pequeño de menos de dos años, en un lapso de un año, sufrió convulsiones, neumonía y una serie de complicaciones cardíacas que lo dejaron en estado de coma en enero de 2018. En ese minuto, la junta médica decidió, de forma unánime, que mantener al pequeño con asistencia respiratoria no era lo mejor para él y su familia, dado que se trataba de una enfermedad degenerativa, progresiva que no podía ser tratada.
Muy por el contrario a los doctores y su opinión, los padres de Alfie, Thomas Evans y Kate James, aseguraron que lucharían por la vida de su hijo hasta agotar todo tipo de recursos, ya que el futuro de su hijo no sería decidido doctores.
Las diferencias de opinión entre el hospital y la voluntad de los padres y , debido a la naturaleza delicada del asunto, llevaron a que se presentara el caso ante la justicia de Inglaterra, en donde los jueces determinaron en febrero de este año que el pequeño de 21 meses de edad debía ser desconectado del apoyo vital que lo mantenía respirando:
“Si bien es correcto que se exploren todas las opciones razonables para Alfie, continuar manteniéndolo en soporte vital compromete su dignidad futura y no respeta su autonomía”.
Dicha resolución judicial provocó que los padres llevaran su causa a redes sociales, a los medios de comunicación e incluso al Vaticano. Es más, en un viaje a Roma, Evans y James se reunieron con el Papa Francisco, a quien pidieron su apoyo para que su pequeño hijo no fuera desconectado arbitrariamente y en contra de la voluntad de quienes aseguraron que si Alfie no se rendía, ellos tampoco lo harían.
“Si no te rindes, entonces, nosotros tampoco”
Con el apoyo del Papa Francisco, los padres, junto al respaldo de un centenar de organizaciones y ciudadanos de todo el mundo, iniciaron la lucha para trasladar a su hijo hasta un hospital en Italia, en donde podría recibir el soporte vital para mantenerlo con vida, no obstante la junta médica británica se opuso al traslado, manifestando que ello sólo “prolongaría el sufrimiento del bebé”.
El tema incluso fue llevado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero el lunes 23 de abril los médicos del Alder Hey Children’s Hospital, ubicado en la ciudad de Liverpool, retiraron el soporte vital que mantuvo con vida a Alfie durante 18 meses, luego que escáneres cerebrales revelaran una “degradación catastrófica de los tejidos”.
En las fotografías se puede ver a los padres y sus constantes luchas por llamar la atención del ojo público.
Enfrentando un escenario muy diferente a lo que los médicos habían pronosticado, Alfie logró respirar por sí mismo en las horas consecutivas al procedimiento en donde se le quitó el apoyo vital. Los médicos le suministraron oxígeno e hidratación para ayudarlo a respirar, pero al sexto día Alfie dejó de respirar a las 02:30 a.m. en el hospital que se transformó en su hogar por 18 meses.
“Mi gladiador tumbó su escudo y desplegó sus alas a las 02:30 😥😢😥😢😥 absolutamente desconsolado💔😭 TE AMO hijo”.
“Estoy realmente conmovido por la muerte del pequeño Alfie. Hoy rezo especialmente por sus padres, para que Dios, el padre, lo reciba en su tierno abrazo”.
“Mi mundo entero. Te amo tanto mi pequeño”
Mientras Alfie siguiera vivo, la esperanza de los padres también sobrevivía, es por eso que Thomas y Kate lucharon sin descanso en contra de la resolución del tribunal británico, el cual mantuvo su determinación hasta el último suspiro del pequeño Alfie, el niño que muchos dicen haber unido al la humanidad.
Como aclaración, en Europa, los sistemas legales y políticos se basan en la primacía de la autoridad del Estado en situaciones extremas como la de Alfie. Las leyes europeas fueron realizadas sobre los estándares de derechos humanos establecidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño,que promueven la autonomía y dignidad del ser humano en sí. A raíz de esto, la persona o entidad en la que recae la última decisión sobre el caso de un niño terminal que recibe soporte vital para vivir, es el Estado y no en los padres. A pesar de que los jueces entendían el escenario de los Evans, aduciendo a que ningún padre puede renunciar a la esperanza de que su hijo se recupere,tomaron la decisión que establecía que continuar con el tratamiento que lo mantenía con vida de forma artificial, comprometía sus intereses, dignidad y autonomía como ser humano. Una decisión que no es fácil de tomar y que, por cierto, suscita mucha controversia.
