La explosión de la planta nuclear en Chernobyl en abril de 1986, creó una nube radiactiva que se expandió en casi toda Europa, acontecimiento que provocó un incremento significativo de la radiactividad en la atmósfera, contaminando aire, agua y suelo. Eso ya lo sabemos. Pero además, esos contaminantes llegaron a las vacas que producían leche. A continuación te contaremos qué relación tiene esto con México.
En Europa, la contaminación de la vegetación trajo como consecuencia que los elementos radiactivos ingresaran en los animales de pastoreo, provocando de ésta manera la producción de leche contaminada. Esta leche fue descartada para el consumo en Europa, pero contra toda norma de seguridad, fue exportada y en México, esas partidas estuvieron en el mercado durante años.
Las pruebas
Una investigación publicada por la Facultad de Química de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos dice que en abril de 1987 se realizó un peritaje a uno de los paquetes, encontrándose altas concentraciones de Estroncio y Cesio, emisores de radiaciones beta y cuyas vidas medias son de 28 y 30 años respectivamente, en cantidades diez veces superiores al máximo tolerable por el organismo humano.
Sin embargo, los funcionarios de Gobierno así como las empresas privadas distribuyeron el lácteo contaminado, ya que sólo 3,900 de las 40,000 toneladas importadas fueron devueltas.
Como resultado, miles de niños bebieron el lácteo contaminado, con lo que aumentó la incidencia de cáncer infantil en una década. “La incidencia de cáncer infantil aumentó 300 por ciento en la década que va de 1987 a 1997, al grado que se calcula que la afectación anual es de unos 900 niños de los cuales el 30% muere”, indican estudios.