Existen más de 2.000 especies diferentes de luciérnagas en el mundo, técnicamente son escarabajos y no son capaces de iluminarse completamente, solo una parte de ellas es la emana esa luz tan característica que vemos las noches de verano.
Según una reciente investigación realizada por la Dra. Sara Lewis de la Universidad Tufts (EE.UU. y Francia), en donde le pidió a especialistas en luciérnagas de todo el mundo que evaluaran las amenazas que podrían ver en sus propias naciones con respecto a la población de estos insectos, se determinó que posiblemente en unos años más las luciérnagas dejarán de existir.
Lewis y su equipo agruparon las respuestas en regiones geográficas para clasificar las amenazas y la pérdida del hábitat es la preocupación principal, seguido de la contaminación lumínica y el uso de pesticidas.
“Muchas especies de vida silvestre están disminuyendo porque su hábitat se está reduciendo. Por lo que no fue una gran sorpresa que la pérdida de hábitat se considerara la mayor amenaza”.
Dra. Sara Lewis de la Universidad Tufts (EE.UU. y Francia)
Amenaza y pérdida de hábitat
Cuando alguna de las especies de este insecto necesita condiciones de hábitat más específica, como es el caso de Pteroptyx, una luciérnaga de Malasia con un complejo ritual intermitente que vive entre los manglares, los impactos de la pérdida de hábitat son más evidentes y pronunciados.
“En todo el sudeste asiático, grandes áreas de manglares de riberas han sido taladas para plantaciones de palma aceitera, granjas camaroneras o mitigación de inundaciones, lo que hace que estas secciones no sean adecuadas para el crecimiento y desarrollo de las larvas de luciérnaga Pteroptyx y sus presas de caracoles”.
“Además, los adultos de Pteroptyx se reúnen para exhibiciones nocturnas de cortejo en árboles específicos y prominentes ubicados a lo largo de los ríos de manglares, y muchos de estos árboles de exhibición han sido eliminados”.
Artículo publicado en la revista BioScience
Las luciérnagas del Amazonas en Brasil, en las regiones madereras de México y en los humedales de la costa de los Estados Unidos enfrentan desafíos similares, ya que algunas de esas especies no vuelan y cuando sus hábitats comienzan a reducirse, no pueden simplemente migrar a otro lugar.
Contaminación lumínica
Por otro lado, la contaminación lumínica afecta especialmente a las especies de luciérnagas que dependen de sus “bailes de apareamiento” luminiscentes para la reproducción, señalando en la noche a posibles parejas. La luz artificial de los faroles, los carteles publicitarios, los estadios deportivos y las fábricas intervienen con los insectos.
“Según estimaciones conservadoras, más del 23 por ciento de la superficie terrestre mundial ahora experimenta cierto grado de brillo artificial del cielo nocturno. La contaminación lumínica se percibió como la principal amenaza para las luciérnagas en el este de Asia y América del Sur, y la segunda o tercera amenaza más grave en la mayoría de las otras regiones”.
Dra. Sara Lewis de la Universidad Tufts (EE.UU. y Francia)
Según Avalon Owens, coautor del estudio, cambiar a bombillas LED no ayuda a reducir los impactos de la luz artificial, “más brillantes no es necesariamente mejor”.
Uso de pesticidas
Finalmente, el uso de pesticidas representa un gran riesgo no solo para las luciérnagas, sino que para muchos otros insectos que sufren las consecuencias de las actividades agrícolas industrializadas.
El turismo, aunque pensemos que es una actividad inofensiva, también es un grave problema, especialmente en países asiáticos como Tailandia y Japón. En esos lugares circulan muchas lanchas rápidas que cruzan ríos o se utilizan muchos flashes fotográficos durante las noches.
“Si dicho turismo no se maneja de manera responsable, puede amenazar a las poblaciones locales de luciérnagas al perturbar los hábitats de larvas y adultos e interferir con la reproducción adulta”.
Artículo publicado en la revista BioScience
Los autores de la investigación señalan que para frenar esta amenaza contra las luciérnagas se deben proteger los hábitats, reducir la contaminación lumínica y el uso de pesticidas, y por último, desarrollar planes de turismo sostenible para estar en armonía tanto con la población humana como animal.