Si se trata de catástrofe ambiental, la historia más reciente nos trae a la memoria la tragedia de Chernóbil, pues la explosión del reactor nuclear de esta central rusa fue una tragedia cuyos efectos negativos siguen hasta nuestros días.
A pesar de que se podría pensar que Chernobil se convirtió en un lugar abandonado sin movimiento en sus alrededores, lo cierto es que la zona ubicada cerca de la antigua central nuclear está llena de vida.
Existen aproximadamente 3500 personas que trabajan cada día en las inmediaciones, sin contar los animales que han hecho del área su hogar. De esa forma, hace poco, se han empezado a reintroducir todo tipo de especies en la zona que rodea Chernóbil. Otras se han adueñado del área de forma espontánea, debido a que en la actualidad la vegetación es muy abundante. Como ejemplo, el visitante podría toparse con especies como lobos, liebres, linces, alces, caballos e incluso osos bielorrusos.
Pero si hay un tipo de animal icónico de la zona que rodea la antigua central nuclear es el perro callejero. La historia de estos animales es una de las más tristes de todas las que ocurrieron después del accidente de 1986.
Por causa de la excesiva contaminación existente en la zona tras la explosión, las familias que vivían cerca tuvieron que ser evacuadas; y los perros que vivían con ellas tuvieron que ser dejados atrás.
Las autoridades temían que estos animales de cuatro patas fueran peligrosos para la salud debido a la radiación a la que estuvieron expuestos. Esa es la razón por la que obligaron a los habitantes de Chernóbil a abandonar a sus mascotas y muchos escuadrones de soldados fueron enviados con la misión de exterminar a todos los perros que se encontraran.
A pesar de que el acto pueda parecernos muy cruel ahora mismo, en el momento se consideró necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos. No obstante, el gobierno no consiguió acabar con todos los perros; y los descendientes de los que quedaron con vida pueblan ahora las ruinas que rodean la vieja central nuclear.
Las personas reaccionan de distintas formas en relación a estos animales, por ejemplo, algunos piensan que los perros están contaminados, por lo que tratan de evitarlos a toda costa. Otros, sin embargo, no les tienen miedo y han decidido cuidarlos y darles un poco de atención.
Como ejemplo, Nadezhda Starodub, un guía de la zona, hizo la siguiente declaración al periódico The Guardian: “Algunos de los guías tienen miedo de que haya quejas, así que evitan los perros para no jugársela. Pero yo los amo”.
Afortunadamente, en estos tiempos, son cada vez más personas se atreven a acercarse a ellos para ayudarles a sobrevivir. Aunque los peligros que se pueden correr por pasar mucho tiempo cerca de los perros de Chernóbil, todo parece indicar que, en un futuro cercano, estos pequeños seres de cuatro patas podrán tener una vida feliz y normal.