En la sociedad , en general, existe esta idea absurda de que hay trabajos menos dignos que otros y hay que aceptarlo, muchas veces todos caemos en eso. Lo que nunca hacemos es ponernos en el lugar de los otros, de los que ejercen esas profesiones que a menudo menospreciamos. La realidad es que ninguna profesión u oficio es tan simple como parece y cada una de ellas cumple un rol en la sociedad. Hay una profesión que es indispensable y este día hablaremos de una historia que se relaciona a ella: La enfermería.
Los y las enfermeras son personas fundamentales en el cuidado de los pacientes, por lo que sí podemos decir que son gente muy esforzada y que debe lidiar con las situaciones más inesperadas. Más que mal, trabajan en el área de salud.
Caitlin Brassington es una enfermera que fue menospreciada y denigrada por el sólo hecho de ser una enfermera y decidió desahogarse en sus redes sociales. Esta valiente mujer demostró que ser “sólo una enfermera” no es nada sencillo, ni nada por lo que alguien te deba insultar. No logramos comprender cómo alguien podría usar eso como un insulto. Este es su testimonio:
“Sólo una enfermera’”. Regresaba a casa de un turno muy cansador, vestía mi uniforme, nada extraordinario. De camino a casa me paré a comprar leche y vi a una conocida, quien nunca me había visto en mi uniforme y dijo que nunca se había dado cuenta que era “sólo una enfermera”. ¡Wow! En mis más de 18 años de carrera he escuchado esta frase demasiadas veces, pero hoy sí me pegó. ¿Sólo soy una enfermera?
He ayudado a traer bebés a este mundo, muchos de los cuales necesitaban asistencia para su primer aliento y aun así, soy sólo una enfermera.
He tomado las manos de pacientes y he asegurado su dignidad mientras dan su último respiro, y aun así, soy sólo una enfermera.
He consolado a padres devastados por la pérdida de sus niños, y aun así, soy sólo una enfermera.
He ejecutado RCP en pacientes y los he traído de vuelta a la vida, y aun así, soy sólo una enfermera.
Soy los ojos, oídos y manos del cuerpo médico, tengo la habilidad de considerar y tratar tu enfermedad y aun así, soy sólo una enfermera.
Puedo analizar cada espacio de los pulmones de un recién nacido y diagnosticar cuál tiene una deficiencia de aire, y aun así, soy sólo una enfermera.
Soy la abogada de mis pacientes frente a un sistema de salud que no los considera como su prioridad, y aun así, soy sólo una enfermera.
Me voy a perder la Navidad, los cumpleaños de mis niños, sus recitales para poder cuidar a tus seres queridos, y aun así, soy sólo una enfermera.
Puedo tomar sangre, desinfectar y curar una herida. Puedo tratar un paro cardíaco en un recién nacido, un niño y un adulto, y aun así, soy sólo una enfermera.
Puedo saber la dosis de adrenalina o amiodarona necesaria según el peso de tu niño y regresarlo a la vida, y aun así, soy sólo una enfermera.
Tengo la experiencia y el conocimiento que ha salvado la vida de las personas. Así que, si soy sólo una enfermera, ¡entonces estoy ridículamente orgullosa de ser sólo una enfermera!”
Un testimonio que vale la pena compartir.
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