EL Alzheimer se ve como una enfermedad muy lejana para la mayoría de nosotros, pero con la existencia de las redes sociales, hemos podido comprender que no es tan lejana como parece, pues existen quienes han compartido sus propias experiencias al verse enfrentados a esta terrible y triste enfermedad. Sólo tenemos que imaginar que toda nuestra vida y recuerdos de pronto se confunden.
Ya no sabemos a ciencia cierta expresarnos con claridad porque dudamos de nosotros mismos a cada segundo. Todo esto es lo que sucede cuando tenemos Alzheimer, pues algo tan simple como pagar una cuenta se vuelve una odisea e incluso tener dudas sobre quienes son los miembros de la familia o dudar sobre su honestidad se vuelve parte del día a día.
Es lógico pensar que el Alzheimer no debe ser una enfermedad fácil de llevar ni para quien la padece, ni para su entorno. No obstante, darse cuenta a tiempo del problema puede hacer que el tratamiento vuelva más lento el deterioro cerebral y así permita que los adultos mayores tengan aún más tiempo viviendo de forma independiente. Sin embargo, no tiene cura.
Eso es lo que ha experimentado este hombre que grabó a su madre después de enterarse de que su madre tenía Alzheimer. Claro, en un intento por hacer lo posible porque sus recuerdos se mantuvieran en su cabeza, comienza a hacerle una serie de preguntas a su madre que padece la enfermedad. Sin embargo, la enfermedad es tan devastadora, que es imposible frenarla y solo va aumentando cada vez más, hasta el punto en que la mujer ni siquiera lo reconocía como su hijo.
“Este es el día más duro de mi vida” dice el hombre entre sollozos después de pasar un momento conversando con su madre, quien parecía no saber de dónde lo conocía. “No esperaba esto al despertarme por la mañana, pensé que sucedería mucho después. Quizás cuando ella ni siquiera pudiera hablar”.
Ellos sienten la ansiedad por querer encontrar las respuestas y se desesperan al no poder encontrarlas. El consejo es poder disfrutarlos y darles amor hasta el último día, así como cuidarlos, al igual como lo hicieron ellos, con tanta dedicación, cuando éramos unos recién nacidos o en nuestra infancia.