Óscar Álvarez, un hombre que se encuentra en la tercera edad a sus 84 años, fue deportado de Estados Unidos y se encuentra actualmente en la Casa del Migrante, en Tijuana, México. Fue deportado, después de haber tenido 50 años viviendo en el país del norte, en donde buscó su “sueño americano” y ya estaba dispuesto a pasar sus años de vejez en retiro.
Hace un tiempo, el señor Álvarez perdió sus papeles migratorios después de haber violado las reglas de su libertad condicional, ya que el juez que trató su caso decidió quitárselos como medida de castigo, ya que había manejado bajo los efectos del alcohol.
Desafortunadamente para Álvarez, esto marcó un antes y un después que pasó a tener sus consecuencias recientemente, ya que las autoridades de Estados Unidos decidieron deportarlo al país de donde había salido hace más de medio siglo.
Estuvo 50 años fuera de su país, se adoptó a un ritmo y un estilo de vida distinto a la nación de donde migró, y luego de tantos años, regresó sin prácticamente nada ni nadie, a su país de origen.
Esta es la situación a la que se están enfrentando gran cantidad de señores mayores a raíz de las medidas políticas del actual presidente, Donald Trump.
“El representante que está ahorita es una persona… cómo le dijera… no tiene corazón. O es un payaso, o es un actor”.
Estas palabras denotan su sentir con respecto a la situación de deportaciones que han sido cada vez más numerosas. Algunos de los señores que se encuentran en la Casa del Migrante son optimistas y sientes que podrán superar este recto que se les vino encima de la noche a la mañana. Sin embargo, también es cierto que su futuro en el momento está lleno de incertidumbre mientras está dentro de la Casa del Migrante.
Algunos activistas a favor de la migración en Estados Unidos recriminan el hecho de que las personas deportadas no cumplen con el perfil de la que Trump catalogó en uno de sus discursos como “Bad hombres”, es decir, personas malas que cometen actos ilícitos en Estados Unidos, como narcotráfico y algunas otras. Personas como Óscar Álvarez no causan daños a la sociedad estadounidense con su presencia.