Mucho antes de que existiera el internet, la mayoría de los amigos siempre discutían tratando de recordar un hecho histórico, el nombre de una canción o cualquier otro dato curioso. Se basaban en la confianza, pues nadie tenía documentos a la manos para mostrar su punto o reafirmar su información. Todos intentaban demostrar que tenían razón, pero nadie podía demostrar su certeza.
En la actualidad, las cosas han cambiado y son nuestros smartphones, con google y wikipedia a la cabeza, los que tienen la última palabra. No obstante, antes de tener todo el saber en la palma de la mano, el ser humano debía explicar el mundo que le rodeaba a través de sus impresiones y su imaginación. Así es como nació una “realidad” llena de criaturas mágicas y seres mitológicos fascinantes que, a través de la literatura y la tradición oral, han llegado hasta nuestros días.
Sin embargo, la ciencia no tiene piedad y uno de los seres mitológicos preferidos de cientos de cuentos y personajes animados, las sirenas, acaban de sufrir un duro revés al publicarse una serie de interesantes fotografías que demuestran que las sirenas nacieron de los avistamientos de un animal.
El mito de las sirenas
Estos seres mitológicos llamados sirenas, se describen como mitad mujer y mitad pez. Ellas enamoraban con su canto hipnótico a los marineros, a quienes, cuenta la leyenda, atraían hasta las rocas para después ahogarlos y capturarlos.
No obstante, unas fotografías tomadas en el acuario de Nueva Orleans parecen haber dado por terminado con el mito de su existencia, al mostrar el gran parecido que existe entre la estructura muscular de la beluga y un par de piernas humanas.
De acuerdo a los expertos, es fácil que su cola de color grisáceo y su particular estructura sea confundida con nuestro conceptode la sirena.
A simple vista, pareciera que bajo la cola de la beluga se esconden un par de piernas, o su estructura al menos, lo que podría hacer que las confundiéramos. Más aún si hemos caído al mar, estamos confundidos y la visibilidad es reducida. Quizás escuchar su canto mientras tratamos de nadar, tanto fuera como dentro del agua, es también un hecho a tener en cuenta.