La sensatez nos dice que padecer una “enfermedad” de nacimiento no es un defecto, ni siquiera un error, como muchos piensan. La manera cómo nombramos las cosas en la vida está estrechamente relacionada con nuestro modo de ver el mundo. Lo cierto es que si pensamos que un niño al nacer es defectuoso porque tiene Síndrome de Down, lo veremos cómo alguien que está fuera de la norma alguien que no se ajusta a los parámetros de una vida sana ni a los criterios de belleza. Pero la belleza está en todo y en todos. Esto quedó demostrado en esta sesión de fotos que logró una fotógrafa que pudo ver más allá de los cánones de belleza que nos imponen revistas de moda o del jet set. Acá queda de manifiesto que un niño con Síndrome de Down es igualmente bello y debemos verlo como un igual, no debemos discriminarlo, ni mucho menos pensar que no se ajusta a la belleza como concepto. La diferencia no puede ser un argumento para sostener una visión que los discrimina por su condición.
Para aportar a cambiar la mirada que existe sobre el universo de los niños Síndrome de Down, la fotógrafa Julie Willson capturó estas hermosas imágenes.
Su proyecto tiene como objetivo actuar directamente sobre la percepción y la conciencia de las personas. Para eso, Julie parte de replantearse el concepto de belleza y nos muestra el espíritu tierno y grácil de niños pequeños que tienen Síndrome de Down. Julie apela al retrato, el género fotográfico más antiguo, que busca develar la esencia del sujeto detrás del lente. Hemos hecho una selección de su trabajo para que puedas apreciar la belleza y el desenfado de estos pequeños. Esperamos que su trabajo tenga realmente un impacto social. Disfruta de las imágenes que ella preparó para nosotros:
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