Nueva Zelanda es uno de los países que tiene las industrias lecheras más grandes del mundo, ganan más de 20 mil millones de dólares al año, sin embargo reinvierten solo un 0,03% en cuidar a sus vacas.
Se podría pensar que la industria de la carne daña mucho más a los animales, ya que son asesinados bajo condiciones inhumanas, además se enferman, estresan y se comen y matan entre ellos. Desde este punto de vista la extracción de leche podría parecer algo más ético porque solo se aprovechan los recursos que nos puede entregar el animal. Pero esto no puede estar más alejado de la realidad en donde el tratamiento de las vacas es incluso peor en las grandes lecherías del mundo.
Nueva Zelanda vuelve a estar en el ojo del huracán y no por las condiciones estructurales en donde son hacinados los animales, sino que por el trato que los funcionarios le dan a las vacas, lo que incluye golpes, gritos y extracciones de leche a deshoras, de una manera muy violenta.
A pesar de que hay algunas legislaciones para mejorar la calidad de vida de los animales, las lecherías no están dispuestos a cambiar a menos que las autoridades se acerquen a sus instalaciones y los adviertan.
Hace unas semanas, un miembro del Parlamento del Partido Verde de Aotearoa Nueva Zelanda, conversó con Debra Ashton, la Oficial Ejecutiva de SAFE, una asociación dedicada a potenciar las prácticas respetuosas en la industria del consumo animal.
Ashton afirmó que recibió innumerables testimonios de trabajadores de las lecherías advirtiendo el maltrato que recibían las vacan en el lugar. Sin embargo cuando ella intentó denunciarlo al Ministerio de Industrias Primarias le cerraron las puertas, asegurando que “sin evidencia no hay acción”.
En ese momento los trabajadores y la asociación Farmwatch (que tiene el mismo objetivo de SAFE) acordaron meter cámaras a los criaderos de vacas. En ese lugar los trabajadores debían poner a los animales dentro de los enormes galpones donde las vacas eran explotadas y golpeadas.
Gareth Hughes, miembro del Parlamento del Partido Verde, le preguntó a Ashton si ella creía que deberían trabajar con cámaras, ella aseguró que sí, que la única solución para eliminar el maltrato es un monitoreo constante en los mataderos.
Ashton cree que esto ya se convirtió en un asunto de Estado y no deben delegar esta responsabilidad a los grupos animalistas, ya que sería sumamente irresponsable de parte del Ministerio de Industrias Primarias, en donde aseguran que tienen sistemas de trabajo limpios y efectivos, pero lo que la Oficial Ejecutiva refuta enérgicamente.
Según Ashton, cada año Nueva Zelanda genera 25 mil millones de dólares de ganancia gracias a la industria lechera, pero solo el 0,03% de esto se utiliza para mejorar las condiciones de vida de los animales.
Ashton cree que los neozelandeses adoran a sus animales, por lo que al enterarse de estas prácticas, las personas se sintieron furiosas y conmocionadas. Sin embargo si los altos mandos del país no hacen algo, esto seguirá generando solo ruido blanco.
>
Según Ashton, la única solución a este grave problema de maltrato animal, es la creación de un Ministerio para el Cuidado Animal, por lo que llama a las autoridades a crearlo.