Esta es la triste historia de un hombre que vivía en una pequeña cabaña de madera; sin servicios básicos como agua corriente o electricidad. Su nombre es Marcel Amphoux quien era un ermitaño francés de 68 años que vivió gran parte de su vida aislado en los alpes franceses.
Sin embargo, su estilo de vida sencillo no significaba que era pobre., para nada, ya que a lo largo de su vida acumuló una gran fortuna y se dice que poseía varias tierras; junto al pueblo francés, Puy-Saint-Pierre, en el cual se ubican múltiples hoteles lujosos.
Marcel nunca quiso vender su patrimonio. Él compartía su riqueza con otras personas y construyó unos chalets en los que su familia y amigos cercanos vivían. Pero algo, o más bien “alguien”, llegó a cambiarlo todo.
Ninguna mujer nunca se interesó en Marce, hasta que conoció a Sandrine Devillard, una parisina bastante famosa y 27 años menor que él. Fue en el año 2010 cuando se presentó en su puerta haciéndose pasar por agente inmobiliaria y con la intención de comprar la propiedad de Marcel.
Marcel obviamente rechazó su oferta, pero no pudo resistir su invitación a cenar. Pronto iniciaron una relación que los amigos del hombre tacharon de interesada. Nadie confiaba en las intenciones de Sandrine, pero ésto no fue impedimento para que, un año después, contrajeran matrimonio.
Como era de esperar, la pareja se casó en el ayuntamiento de Puy-Saint-Pierre: Sandrine portaba un elegante vestido brillante y Marcel, casi sin dientes, lucía desaliñado, con un traje bastante desgastado. Los invitados a la unión no pudieron callar su inconformidad y abuchearon y se burlaron de Sandrine. Pensaban que el matrimonio era una farsa y que ella sólo quería sus propiedades y dinero.
Un año después sucedió lo que nadie esperaba y Marcel, Sandrine y dos de sus amigos tuvieron un accidente automovilístico. El conductor de alguna manera perdió el control del volante y chocó el auto. Desgraciadamente, Marcel perdió la vida al instante, mientras que Sandrine y sus dos amigos sobrevivieron.
Los rumores de que Sandrine era la responsable del accidente sonaban cada vez más fuertes, pero no había pruebas. A la parisina se le vio devastada en el funeral de Marcel, pero nadie le creía. Al ser la viuda de Marcel, se suponía que ella heredaría todos sus millones inmediatamente.
El testamento
Sin embargo, no fue tan simple, pues Marcel, poco antes de su muerte, había cambiado su testamento. Resulta que sí escuchó las sospechas y dejó todas sus posesiones y dinero a su familia y amigos. Incluso les cedió el título de las casas que había construido para ellos. El nombre de Sandrine no apareció en el testamento.
La mujer no se quedó con los brazos cruzados y llevó el caso a los tribunales. Pero todo estaba en su contra y, cuando llegó el veredicto final en el 2016, el tribunal dictaminó que la firma del testamento era auténtica. Afortunadamente, Marcel no era ningún ingenuo y supo quién realmente era sincero con sus sentimientos.