Además del increíble talento y belleza de Elizabeth Taylor, hay que reconocer que sus hermosos ojos fueron uno de los factores principales que la hicieron destacar dentro del mundo del cine.
Con apenas unos pocos años de edad, siendo una adolescente, desde que llegó al primer set de filmación nadie podía creer que sus copiosas y oscuras pestañas fueran realmente naturales.
Pero lo que muchos no saben es que, aunque sí eran naturales, la atípica belleza de sus ojos era resultado de un problema de salud. Elizabeth padecía de una enfermedad congénita llamada distiquiasis.
La abundancia de sus pestañas se debía a una segunda fila de este tipo de vello, que crece fuera del área habitual de los párpados. Esto ocurre debido a la mutación de un gen conocido como “FOXC2”.
Por suerte para Elizabeth, ella nunca padeció ninguna de las afecciones que puede ocasionar la enfermedad. Solo disfrutó de la parte buena de esta mutación genética, que la hizo excepcionalmente bella.
No obstante, ella nunca se aprovechó de su genuina belleza para catapultarse a la fama. La actriz prefirió obtener papeles por su talento para la interpretación. De hecho, durante muchos años estuvo separada del cine, debido a que no quería que la encasillaran en los roles de la “niña linda” del cine.