Se trata de una chica de 26 años que vive en Isla Negra, Nueva York, EE.UU.
Se llama Ali Carbone y cuenta que vivir con sus tres hermanos con autismos le enseñó acerca de la nobleza en el mundo.
Ali ha vivido toda su vida con 3 hermanos autistas. Ellos son Michael, de 24 años, Anthony, de 18 y Luke, de 16 años. Afirma que no es fácil vivir con personas que tienen necesidades especiales.
El autismo tiene distintos grados y “es lo que vivimos en casa. No hay dos personas con patrones de autismo iguales”.
Se trata de una alteración que afecta principalmente el desarrollo cognitivo y la comunicación. Los hermanos de Ali lo manifiestan de una manera diferente cada uno.
En el caso de su familia, Michael, el hermano mayor, no habla, es ciego y epiléptico. Anthony, por el contrario, es muy verbal y el más social de los 3, aunque sufre de un severo “TOC”.
En cuanto al menor de todos, Luke es poco verbal pero se expresa más que Michael y es muy hiperactivo.
Ali aseguró que esto la hizo extremadamente sensible con respecto a las necesidades de las personas, sobretodo si padecen de autismo.
“De niña, entendí lo que es la compasión y sabía al instante si otro niño a mi alrededor era discapacitado o autista. Yo siempre quise ser amable en vez de burlarme de ellos como lo hacían los otros niños de mi edad”.
“De hecho, recuerdo haber dicho que mi propósito en la vida era ayudar a los demás”.
Al ser la mayor, Ali siempre estuvo preocupada por el bienestar de sus hermanos. Ella explica que es importante fomentar la relación en el hogar con personas con necesidades especiales, pero es algo que no recibe la atención que merece.
A los 12 años la chica ya se cuestionaba cosas como “¿Qué haré cuando mis padres ya no estén?, ¿cómo voy a cuidar de mis hermanos? Esos eran los pensamientos con los que tenía que lidiar siendo pequeña”.
Y es algo que muchos padres con hijos autistas les preocupa: “¿Dónde irán cuando muera? ¿Serán ayudados?”.
Ali dijo: “Me dio mucha rabia al principio. La casa estaba muy silenciosa. Pero me sentí bien cuando por fin pude ver a mis padres llegar a casa después del trabajo, sentarse y tener tiempo para ellos aunque sean unos minutos. Los padres con estos niños necesitan ayuda también. Es como tener a un recién nacido de por vida, y es agotador”.
Ali reconoce que ha aprendido muchas lecciones importantes con sus hermanos. El autismo le ha enseñado lo más noble del mundo. Aprendió a cómo tratar a las personas y ver el amor y la felicidad a pesar de la adversidad.