La acción humana también ha llegado a un territorio para desgastar algo que solía ser sagrado. El mar Muerto, que necesita una inyección de 160 mil millones de galones de agua anuales para mantener su actual tamaño, actualmente solo recibe un 10% de esas cantidad, es decir, se está secando.
El mar Muerto, considerado sagrado por más de una religión, es un lago endorreico salado situado en una profunda depresión a 430 metros bajo nivel del mar, entre Israel, Palestina y Jordania. Ocupa la parte más profunda de una depresión tectónica atravesada por el río Jordán y que también incluye el lago de Tiberíades.
Los griegos de la Antigüedad lo llamaban lado Asfaltites, por los depósitos de asfalto que se encuentran en sus orillas, conocidos y explotados desde la Edad Antigua.
Se llama mar Muerto porque los niveles de sal no permiten que la vida marina prospere en sus agua, aunque hay fauna salvaje única entorno al lago, incluidos leoparos, íbices y damanes, especies amenazadas, según un informe de Christian Science Monitor.
Los humedales alrededor del mar Muerto proporcionan importantes zonas de reproducción para un enorme número de aves migratorias que viajan de Europa a África cada año.
En las últimas décadas el mar ha sufrido un rápido deterioro, sufriendo una reducción de acerca de 3 pies al año, lo que significa que este gran lago salado podría desaparecer pronto, asó lo plantea Ocean Sentry. Por su parte, el grupo ecologista EcoPeace Middle East sospecha que la actividad humana es la culpable de esta debacle.
El mar Muerto necesita agua de fuentes circundantes tales como la cuenca del Río Jordan. Sin embargo, en la década de 1960, se desvió una de las fuentes de agua de las que dependía el mar. Israel, por ejemplo, construyó un canal para poder abastecer de agua a todo el país.
EccoPeace señala que el turismo excesivo también ha tenido repercusiones adversas en el mar Muerto, amenazando los recursos hídricos con la reciente construcción de instalaciones urbanas, centros comerciales y parques acuáticos que bloquean la pequeña entrada de agua de las que depende. Las agua residuales han reemplazado el agua que no llega.