Keanu Reeves se hizo mundialmente conocido luego de interpretar a Neo en la aclamada película The Matrix. Podríamos pensar que este actor es otro de los tantos galanes de Hollywood, exitoso, adinerado y admirado, sin embargo, él se aleja bastante del patrón normal de las celebridades.
La vida de Keanu Reeves ha pasado por momentos de gloria y grandes tragedias personales, pero lo más admirable es su gran capacidad de resiliencia. Ha sido capaz de convertir las experiencias difíciles en un aprendizaje que aplica coherentemente en su vida, valorando lo verdaderamente importante.
“Cada día sobrellevo mejor eso de cumplir años. Soy de esos que, sabiendo que el final está cada vez más cerca, empieza a enumerar las cosas que tiene que hacer antes de morir”.
Keanu Reeves
La difícil infancia de Keanu Reeves
Reeves nació en Beirut (Líbano), el 2 de septiembre de 1964. su padre era un estadounidense de origen hawaiano y chino, su madre era de origen inglés. Tuvo una hermana, dos años menor que él. Su infancia estuvo marcada por el alcoholismo y el maltrato de su padre, quien los abandonó cuando Keanu tenía solo 3 años.
El padre de Reeves fue apresado por vender drogas y el actor prácticamente lo conoció a los 6 años, luego lo vio por segunda vez a los 13 y después nunca más se encontró con él.
Su madre trabajaba haciendo striptease en clubes nocturnos para generar dinero y frecuentemente llevaba hombres a la casa. La familia se mudó a Australia y luego a Estados unidos. En Nueva York, la madre se casó con un director de Broadway y todos se mudaron a Canadá. Pero la unión duró tan solo un año.
Una vida trágica
Además de la inestabilidad que vivió durante su infancia, su única hermana enfermó de leucemia y aunque superó la enfermedad, la experiencia le dejó un profundo impacto. Años después, su hermana tuvo una recaída y nuevamente fue un momento difícil para Keanu.
Tras una lesión que le impidió seguir jugando hockey, lo que consideraba su verdadera vocación, Reeves decidió que quería dedicarse a la actuación. Nunca terminó la secundaria, pero desde muy joven se sintió inclinado por el arte. Su padre le ayudó para que fuera a trabajar a Estados Unidos y uno de sus primeros rodajes fue Mi Idaho privado.
En esa ocasión conoció a River Phoenix, el hermano menor del famoso Joaquin Phoenix. Se convirtió en su mejor amigo, pero era adicto a las drogas y murió por una sobredosis de cocaína y heroína, siendo muy joven. Reeves se culpó durante mucho tiempo pensando que podría haber hecho algo más por ayudar a su amigo.
Resiliencia ante todo
En 1999, su novia Jennifer Syme, también actriz y asistente personal de Keanu, dio a luz a una niña prematura, quien nació muerta. Esto sumergió a la actriz en una fuerte depresión que debió ser tratada con medicamentos. Un año y medio después, tuvo un accidente automovilístico cuando se dirigía a una fiesta. Murió inmediatamente.
Un año más tarde, su hermana tuvo una recaída del cáncer y Reeves dejó todo de lado para estar con ella. A pesar de todas las dificultades y tragedias que ha enfrentado en su vida, Keanu ha sabido salir adelante de la mejor manera y a diferencia de otras celebridades, vive en un departamento modesto y se moviliza en metro.
La mayor parte de su fortuna la ha donado a organizaciones benéficas que luchan contra el cáncer, con la única condición de que su nombre no sea mencionado. También ha donado dinero para hospitales pobres y se cree que esos aportes suman varios millones de dólares.
Ha repetido varias veces que ni el dinero ni la fama son lo más importante para él. Le encanta hacer viajes en motocicleta y ha estudiado a fondo el budismo, aunque no se considera un budista como tal. Es un hombre tranquilo que conoce el valor de los vínculos afectivos y sabe que la vida es mucho más que Hollywood.