A medida que hemos ido a prendiendo lo valioso que es la vida de todos los seres vivos con los que coexistimos, también hemos comenzado a actuar de la mejor manera posible para salvarlos de las situaciones difíciles o darles una muerte digna.
Este ciclista viajaba tranquilo, cuando de pronto vio a una cachorro ahogado que no respiraba tirado al lado del camino, entonces no dudó en bajarse y prestarle ayuda. El cacharro no tenía más de una par de semanas de vida entonces comenzó a estimularlo enérgica pero delicadamente.
Lo movió de un lado a otro, lo puso de cabeza, frotó su abdomen varias veces pero no pasó nada, el cachorro seguía igual, inerte. Se le ocurrió que tal vez la reanimación cardiopulmonar serviría, así que buscó una botellas de plástico, cortó su base y lo puso como una mascara de oxígeno en el hocico del perrito. Sopló un par de veces, hasta que por fin consiguió que comenzara a responder.
Este situación le puede ocurrir a cualquiera, incluso a tu perro, por lo que es importante que sepas cómo actuar en tal caso. Primero debes comprobar que no haya respiración y si hay o no ritmo cardiaco. Revisa si si abdomen se infla y desinfla. Mira su hocico y comprueba que no haya nada que le obstruya la respiración, saca su lengua y déjalo abierto.
Muévelo hacia el lado derecho, coloca tus manos en su pecho y presiona hacia abajo con firmeza, si escuchas que sale aire, repítelo hasta que el perro comience a respirar solo. Si lo anterior no funciona, entonces es hora de pasar a la respiración boca a boca. El perro debe estar tumbado hacia el lado derecho, cierra su hocico y sopla su nariz hasta que su pecho se expanda, en ese momento apártate para el animal saque el aire por el hocico. Repite nuevamente la acción hasta que pueda respirar por si solo.
El ciclista evitó que el cachorro muriera simplemente dedicándole un par de minutos de su vida.