Todos esperamos con ansías el momento de dormir, porque es el descanso del día que te llenará de energías para enfrentar un nuevo comienzo. Se supone que debemos descansar después de todo el día de trabajo, pero a veces no podemos dormir y nos pasamos la noche dando vueltas. De estas veces, muchas es debido a los molestos calambres que nos dan de noche en los músculos de las piernas. Llegan a doler de tal manera que vemos estrellitas y burros verdes. Y lo peor de todo es que llegan sin previo aviso y le pueden ocurrir a cualquiera. Esta es la peor pesadilla de todas las pantorrillas del mundo.
Estos calambres nocturnos por lo general ocurren en las pantorrillas, pero a veces afectan también a los muslos. Si has tenido la mala suerte de sufrirlos, ya sabes que se manifiestan en forma de espasmos que duran desde unos pocos segundos a unos minutos.
Aún más, la sensación puede variar desde una leve molestia a un dolor extremo, dependiendo del nivel de la contracción muscular.
Estos molestos calambres pueden deberse a muchos motivos, desde pasar demasiado tiempo sentado o de pie, hasta trabajar haciendo esfuerzos prolongados.
Es más, puede ser debido a hacer ejercicio intenso, o permanecer sentado con una mala postura. Sentarse correctamente es más importante de lo que pensamos, pues no solo beneficia a nuestra columna sino a prácticamente todo nuestro cuerpo.
¿Cómo detener el dolor inmediatamente cuando nos da el calambre?
Para aliviar este dolor propio de una tortura de la Edad Media puedes sentarte en la cama, extender ambas piernas hacía delante y tirar de la punta del pié (de la pierna dolorida) hacia ti, es quizá la mejor forma de detenerlo al instante. Es decir, hacer el movimiento como si estuvieras levantado el piel del acelerador, pero ayudándote con las manos.
Otra forma es que nos podemos levantar, apoyar nuestras manos contra la pared y estirar el gemelo. La postura más adecuada para hacerlo es la que se muestra en la siguiente imagen. De este modo ayudamos a relajar las tensión en las piernas.
Revisa que no tengas las sábanas y mantas demasiado apretadas como para obligar a tus músculos a contraerse.
Es primordial estar cómodos para dormir, incluyendo también la ropa que usamos para conciliar el sueño.