Damián y Pablo se casaron hace 6 años, y desde el primer momento uno de sus sueños más grandes era convertirse en padres. Fue en ese mismo momento que empezaron las gestiones para adoptar. Han estado 11 años y desde el comienzo deseaban tener una familia.
Pese a que debieron esperar varios años, por fin han cumplido su deseo luego de que una llamada los sorprendiera con la hermosa noticia. Y además de poder ser padres, ellos le darán un hogar a un niño que lo necesita.
El hijo de la pareja se llama Benicio, y nació prematuro a las 30 semanas pesando apenas 1,4 kilos y que lamentablemente fue abandonado por su madre.
“Estuvo 45 días en neonatología, donde sufrió una infección intestinal causada por la inmadurez de sus órganos y luchó por sobrevivir. Nosotros nos enteramos de que había una posibilidad de adoptarlo y no lo dudamos”, explicó la pareja.
Recién al mes de vida pudieron tener contacto con su pequeño, pues en el hospital sólo podían verlo por una ventana. Como no tenían papeles, no contaban con autorización para estar junto a él. Aunque su situación era compleja, los médicos aseguraron que fue el amor de Damián y Pablo lo que ayudó a Benicio a mejorar.
“Porque antes estaba deprimido, sentía el estado de abandono”, contaron. Y se demuestra en un simple ejemplo: cuando Benicio dejó el hospital, pesaba ya 2,7 kilos.
“Lo sentimos nuestro desde el primer día. Atravesamos diferentes situaciones, pero para nosotros no había nada más importante en el mundo que su salud. Hubo días en que los médicos no sabían si iba a pasar la noche y ahora, el 31 de octubre va a cumplir cuatro años”, cuenta la pareja argentina.
Pero tras cinco meses fuera del hospital, empezaron a darse cuenta que Benicio no se desarrollaba como los niños de su edad y acudieron al hospital. Fue entonces que descubrieron un complicado diagnóstico: el pequeño tenía parálisis cerebral con cuadriplejía espástica. Y sin dudarlo más, la pareja comenzó con los medicamentos y tratamientos.
Benicio entonces fue sometido a una tetonomía, una cirugía que mejorará su desequilibrio muscular y que consiste en ponerle botox en las rodillas. Los resultados fueron positivos, pero no tanto como esperaban sus padres. Por lo mismo, ellos empezaron a buscar otras alternativas.
Una de las opciones que encontraron fue en México, donde le podían realizar una intervención quirúrgica directamente sobre los músculos. “Se corrigen posturas con pequeñas incisiones y el resultado es para toda la vida”, cuenta Pablo.
Los médicos mexicanos le explicaron que tendrían que hacerle 48 correcciones a Benicio, lo que mejoraría su calidad de vida al liberar sus músculos para que el cerebro ya no se encargue de sus movimientos sino que de otras funciones, como el habla.
Aunque la pareja está decidida a hacerle la cirugía a su pequeño. El gran obstáculo es el dinero, pues necesitan seis mil dólares y sus trabajos como peluquero y restaurador de muebles no les permite pagarlo de inmediato. Por ello es que necesitan reunir la totalidad con bingos, venta de comida y almuerzos.
Mientras llegan a la meta de dinero, la pareja piensa que lo mejor es continuar dándole amor a Benicio. “Él se hace entender, nos hace saber lo que le gusta o cómo está de ánimo. Benicio nos enseñó que el tiempo es lo más valioso que podemos darle. Aprendimos que los problemas que uno se hace son innecesarios porque hay cosas que realmente son más importantes”, concluyeron.