Para comenzar con esta nota, es importante establecer que el castigo físico está en contra de los principios de la mayoría de las personas que abogan por un trato digno a todos los niños del planeta. No existe justificación alguna, ni desde el punto de vista educativo ni psicológico para aplicar un castigo físico a un ser que está en desventaja con un adulto. Existen muchas formas de educar, pero la violencia no es una de ellas.
En Gran Bretaña aún es legal ejercer acciones violentas hacia los menores, lo que se matiza en los distintos países que componen la isla. Mientras que en Gales y Escocia está totalmente permitido, en Inglaterra es ilegal; pero con la salvedad de que en este último país sí existe un resquicio en la ley que permite estos abusos bajo la premisa de “castigo razonable”.
Sin embargo; eso está por cambiar. Escocia y Gales van a reformar su legislación sobre este tema, para pasar a una prohibición total y absoluta del maltrato a menores. Según el Ministro de la Infancia de Gales, Huw Irranca-Davies, “este tipo de abusos no tienen lugar en una sociedad moderna y progresista”. Entonces, Inglaterra sería el único país del conglomerado británico en donde el maltrato a niños tiene respaldo legal.
Tal como mencionamos anteriormente, el resquicio legal que permite la violencia contra menores se ampara en el criterio de “castigo razonable”, y solamente puede ser dado por los padres o tutores legales del crío. Pero toda ley tiene sus vacíos. ¿Cómo se define este criterio? ¿Qué se podría considerar como antecedente suficiente para dar este “castigo razonable” a un niño o niña? ¿Desde qué edad un niño está “apto” para recibir violencia?