Ha pasado un año después de esa terrible experiencia y ésta es su historia.
Si no es porque dos turistas paseaban por la orilla de un riachuelo, en Messina, Italia, este perrito habría tenido otro final.
Las chicas escucharon unos quejidos que provenían de lo que parecía un montón de basura. Curiosas, fueron a ver qué pasaba y, al abrir la bolsa, la imagen que vieron las impactó.
Se trataba de un perro que estaba asustado, desorientado y tenía sus patas amarradas con un cable eléctrico. Las turistas lo asistieron y no dudaron en buscar ayuda a una experta en rescate animal llamada Lina Li.
Por suerte, las personas que lo ayudaron no perdieron la esperanza y el perro comenzó a mejorar lentamente. Al tiempo fue adoptado por la familia Mastroianni y lo bautizaron como Oliveiro.
Ahora Oliveiro tiene todo lo que necesita para recuperarse al 100%: mucho amor y cuidados.
Ha pasado un año desde aquel terrible día y, ahora, Oliveiro juega junto con sus “hermanos”. Ha podido recuperar completamente la movilidad de sus patas. Y, a pesar de todo, es un perro muy cariñoso y regalón.
Frente a tanta crueldad, lo único que necesitaba era un acto de bondad.