Nadie dijo que ser padre iba a ser fácil.
El día a día, las responsabilidades, el trabajo, la casa y muchas otras situaciones, nos pone en un estado de estrés permanente y lo que más deseamos es llegar a descansar y olvidarnos de todo.
Pero seguimos con las responsabilidades y debemos preocuparnos de los niños. Así que el trabajo no termina sino que sigue, y hasta largas horas.
Pero lo importante es saber llevar la presión de forma adecuada. Los niños no son los culpables de nuestros problemas. Llegaron al mundo sin haberles preguntado. Entonces, debemos evitar a toda costa desquitarnos con ellos y no gritarles por todo:
1. Aprende a definir las situaciones que te hacen perder el control
Si hay algo que te molesta, como el desorden, el volumen de la televisión o las notas del colegio, debemos prepararnos mentalmente para enfrentar una situación así. De esta forma, podremos reaccionar correctamente sin tener que llegar a la violencia física ni a los gritos.
2. Son niños, no les exijas demasiado
3. Debes contar hasta 10
También fuimos niños y no entendíamos las cosas. Los niños son curiosos y tienen mucha energía, tanta que a veces nos vuelven locos. Por eso, antes de que explotes, debes contar hasta 10 para no perder el control y pensar calmadamente.
Comparte esta nota con tus amistades.