El ratoncito llamado Magawa dedicó su vida a salvar a otros, descubriendo alrededor de 71 minas terrestres en Camboya y otros artefactos más, por lo que se ganó una medalla de oro. Luego de 7 años de servicio, es momento de tomar su merecido descanso y entrenar a la siguiente generación.
Los héroes en la vida real son muy diferentes a los que nos muestras en las historias de ficción y Magawa, la rata detectora de minas explosivas, es el fiel ejemplo de ello.
Gracias a su trabajo duro, la PDSA
Por lo mismo, la organización benéfica APOPO, encargada de su entrenamiento, pensó que era momento de que se retirara y tuviera su merecido descanso.
Cada vez que Magawa detectaba un nuevo explosivo, permitía que muchas personas caminaran sin peligro, sin miedo a perder una extremidad o la vida.
Ahora, esta ratita permanecerá en la organización benéfica, en su sede en Tanzania, donde se encargará del entrenamiento de la próxima generación de ratas.
Malen, su cuidadora, está muy orgullosa de su trabajo, pero pidió que se respetaran sus necesidades.
“La actuación de Magawa ha sido invicta y me enorgullece trabajar codo con codo con él. Es pequeño, pero ha ayudado a salvar muchas vidas, lo que nos ha permitido devolver a nuestra gente tierras seguras y tan necesarias de la forma más rápida y rentable posible”.
Malen, entrenadora y cuidadora
Para entrar a trabajar como buscador de minas, fue necesario que pasara una prueba a ciegas, en las que buscó minas improvisadas en un espacio de 400 metros cuadrados.
Ahora su cuerpo se ha hecho más lento y recorrer grandes distancias es un trabajo que lo deja muy cansado. Por ello no quieren arriesgar su vida, sino todo lo contrario, quieren aprovechar lo que le resta para transmitir su conocimiento y agradecerle por tan grande labor.
Ser el encargado de lidiar con productos explosivos no es un trabajo fácil, pero Magawa lo hacía muy bien.