Aunque en la prensa argentina han destacado su labor desinteresada, ella dice que “no es para tanto”.
Quedarse en casa y poder aportar en algo a detener esta pandemia es lo primordial, pero hay gente que incluso hace más que eso de forma desinteresada.
Telma tiene 96 años y fabrica cubrebocas para un hospital de Buenos Aires, las que hace con sus propias manos.
En 9 de julio, una pequeña ciudad al interior de Buenos Aires viven Telma Bordone y Roxana Grimaldi. Ambas son vecinas y tienen una historia de amistad desde hace 35 años. Hoy hacen noticia por la labor de Telma.
Cuando comenzó la amistad entre ambas mujeres Telma tenía 61 años y Roxana sólo 6. Cuando falleció el marido de Telma y ella tuvo problemas económicos, esta amistad creció aún más.
Un día Telma sucumbió a los dolores y se cayó en la calle.
“Vino una asistente social para meterla en un asilo estatal. Ella no paraba de llorar, no quería irse“.
En ese momento Roxana dijo “se viene a vivir conmigo”.
«Ella es de lo más lindo y perfecto que hizo la naturaleza. Mi vecina, mi compañera, la que me hace renegar, la que más de una vez me hace escapar algún lagrimón. La que demanda, la que exige, la que pucherea. La que roba mis días, mis horas. La que está al tanto de todo lo que pasa en el mundo. La que nada se le escapa, la que no oye, pero te escucha. Hoy se puso la camiseta con sus 96 años y nos pusimos a hacer barbijos. No puedo amarla tanto, mí Telmix hermosa me llenás el corazón a punto de explotar»
Escribió Roxana en sus redes sociales.
Telma se ha ganado la admiración de todo su país y aunque no le sobra el dinero se las arregla para seguir fabricando cubrebocas.
Tanto Roxana como Telma son heroínas de los tiempos que corren, una por no dejar ir a una preciosa mujer y la otra, por usar sus manos para contribuir en esta pandemia.