Desde que en 2012 fue descubierto en la isla Sotobanari, que Masafumi Nagasaki se ganó el apodo de el “ermitaño desnudo”. Y su sobrenombre no es antojadizo: hace 29 años, este hombre no usa ni siquiera un centímetro de ropa sobre su cuerpo, y vive en completa soledad.
Masafumi evita a la sociedad desde 1989, cuando decidió residir en una pequeña base ubicada en la isla, que mide apenas un kilómetro de ancho y donde ni siquiera hay agua potable disponible.
La isla, ubicada en la prefectura tropical de Japón, está rodeada de unas corrientes marinas tan peligrosas que los pescadores locales rara vez arrojan redes en las cercanías.
Antes de vivir desnudo en la isla, Masafumi trabajaba en la industria del entretenimiento. Fue cuando llevaba apenas un año en el lugar que un tifón se llevó toda su ropa.
Pasa la mayoría de sus días tomando sol, limpiando su campamento e intentando evitar las picaduras de los insectos. Viaja regularmente a una isla cercana con dinero enviado de su familia para obtener agua potable, y su alimento básico son los pasteles de arroz.
“Encontrar un lugar para morir es algo importante que hacer, y he decidido que este es el lugar para mí”, le dijo al portal británico Daily Mail.
Lo hallaron en pobres condiciones, así que llamaron a la policía y fue llevado a vivir a una casa de gobierno a 60 kilómetros de distancia, en la ciudad de Ishigaki.
El hombre se encuentra bien de salud (cuando lo encontraron probablemente tenía gripe, pero ya se encuentra mejor), pero su vida en la isla de Nagasaki ha terminado pues no le será permitido volver nunca más.