“Menuda fiesta hay montada aquí en Sanfermines”, le comentó un chico a la víctima, que entonces apenas tenía 18 años. Era de noche y el amigo con el que andaba había ido a dormir al coche en el que llegaron a Pamplona para celebrar San Fermín. Como nunca había andado por las calles de esta ciudad española, la joven decidió buscar a su amigo para descansar en el coche en lugar de irse a una fiesta. Pero el joven que le había hablado, y que estaba acompañado de cuatro amigos más, no pensaba dejarla.
Le preguntaron si andaba sola, de dónde era y cuáles eran sus planes para la noche. “Me iré a dormir al coche”, respondió la chica. Ellos avanzaron, junto a ella e insistieron en acompañarla caminando. Ella iba junto a uno de los hombres, y el resto caminaba despacio por delante y por atrás. Llegaron hasta un hotel, donde uno de ellos preguntó por una habitación, pero le señalaron que no habían vacantes debido a la alta demanda.
La consulta en el hotel no le pareció rara, pues entendía lo incómodo que podía ser dormir en un coche.
Continuaron caminando detrás de ella. El joven con el que iba hablando de pronto la sujetó de la cadera y la acercó hasta él. La joven se puso incómoda y ya no se sentía con ganas de seguir conversando. A él no le importó mucho el disgusto de la chica.
Siguieron buscando el sitio donde habían aparcado el vehículo. Llegaron hasta un portal donde uno de los sujetos se detuvo y acercó a la chica a su cuerpo para besarla, mientras otro que ya había entrado al recinto llamaba al resto.
“Yo estaba como en la puerta del portal y el que me besaba me tenía agarrada de la mano y tiró de mí hacia el portal. En ese momento, otro chico me metió también en el portal, me agarró también de la muñeca. Este chico es el que llevaba un reloj con esfera muy grande”, relata la joven.
En apenas unos segundos, los cinco hombre se habían puesto de acuerdo para meter a la fuerza a la muchacha, quien a pesar de no entender por qué estos tipos actuaban de esa forma, nunca imaginó el horror de lo que sucedería en los minutos siguientes.
“Recuerdo la puerta, llegamos al cubículo ese, y fue cuando empecé a sentir más miedo. Me vi rodeada por aquellos cuatro, noté que me quitaban la riñonera, el sujetador y me desabrochaban el jersey atado a la cintura”, relata la muchacha.
“Empecé a sentir más miedo cuando me agarraron de la mandíbula y me acercaron para hacer una felación, y otro me agarraba de la cadera y me bajaba los leggins. En ese momento estaba totalmente en shock, no sabía qué hacer, quería que todo pasara rápido y cerré los ojos para no enterarme de nada y que pasara rápido”.
Como si estuviera orgulloso de lo que estaba haciendo, uno de los chicos, llamado Antonio, sacó su móvil y comenzó a registrar el brutal hecho. Necesitaba dejar un registro de ese derroche de “hombría” ocurrido en Pamplona.
Luego de unos minutos, la indefensa joven notó que había quedado sola en el lugar. Desnuda y tirada en el suelo, comenzó a buscar su bolso para alcanzar su celular. Lo ve a lo lejos y corre a abrirlo, pero en su interior no habían rastros del teléfono. Se lo habían robado.
“No llores”, le oyó decir a una pareja que se acercó hasta ella para intentar consolarla. Pronto llamó a la policía, que llegó minutos después al lugar. Ahí mismo realizó la denuncia, y de inmediato fue trasladada al hospital más cercano donde le entregaron la pastilla del día después y una píldora para prevenir infecciones de transmisión sexual.
El día 27 de abril de 2018, a casi dos años en que una joven de apenas 18 años fue violada simultáneamente por cinco hombres, José Ángel Prenda M.; Jesús Escudero D.; Ángel Boza F. ; Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Jesús Cabezuelo E. fueron declarados culpables del delito de abuso sexual continuado y absueltos del cargo de violación luego de que los jueces estimaran que la víctima no había sido forzada.
Estos cinco hombres, que abusaron sexualmente, violaron, golpearon, humillaron, grabaron y robaron a una chica, evitaron la pena máxima que pidió la fiscalía (22 años) y fueron condenados apenas a 9 años de presidio efectivo.
Minutos después de que la resolución fuera publicada, miles y millones de personas repletaron las calles de España escandalizadas por la falta de criterio: “No es abuso, es violación”, se escuchaba por las principales arterias de la capital y las ciudades cercanas.
Pero a menos de dos meses de la resolución, toda esa paz quedó en el olvido: la Audiencia Provincial de Navarra ha decretado libertad provisional para los cinco integrantes de “La Manada”. Bajo una fianza de 6 mil euros, quienes derrumbaron la vida de una joven hoy podrán caminar libres.
La decisión fue adoptada por el mismo tribunal que resolvió la sentencia anterior, y contó con un voto en contra y dos a favor. Los responsables de los votos favorables fueron Ricardo González, juez que votó por absolverlos de todos los cargos, y Raquel Fernandino, quien nuevamente votó a favor de que los violadores sevillanos salieran sin cumplir su pena.
Tras considerar que la libertado provisional no suscitará peligro de fuga ni una reiteración delictiva, los cinco sujetos que violaron y filmaron a una joven podrán salir inmediatamente de prisión y volver a caminar libres previo pago de fianza.
Hay imágenes, videos, audios y un testimonio que ratifica el delito de violación. Pero José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Ángel Boza, Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Jesús Cabezuelo apenas obtuvieron las cautelares de prohibición de comunicarse con la víctima y salir de España sin una autorización judicial previa.