La madurez no es un sinónimo de la vejez, sino que tiene que ver con la conexión con uno mismo y el poder llegar a conocerse lo suficiente para saber qué dejar atrás y por qué cosas luchar firmemente.
Las mujeres, al madurar, se vuelven mucho más seguras de si y se libera de todas las ataduras que no le permiten lograr lo que quiere.
Moda
Ya no escoges la ropa de acuerdo al color o el estilo de moda de la temporada, sino que según tus ganas de verte bien para sentirte cómoda contigo misma, no para calzar dentro de un estereotipo.
Los mandatos del amor
Probablemente ya pasaste por todas las etapas del amor y comprendiste que es algo mucho más profundo que vivir la vida de la manera que deberías hacerlo y que lo más importante es el amor que encuentras en ti misma, que te fortalece y anima.
Los silencios por temor
Ya no te interesa “quedar bien” con el resto, ahora alzas la voz y expresas todo lo que piensas y sientes, siendo auténtica y no sumisa.
Las pretensión del cuerpo perfecto
Aprendiste a valorarte tal cual eres y sabes que tu cuerpo es solo una parte de ti, pero que la belleza es mucho más profunda que una figura perfecta. Cuidas tu salud y de paso tu cuerpo, porque comprendes el valor que representan en la vida, no para lograr cumplir los parámetros de estética.
El qué dirán
Ya no te interesa qué pensaran de ti al tomar una decisión, tus amigos y tu familia te comprenden y respetan porque saben que tus acciones finalmente te ayudarán a convertirte en quien realmente quieres ser.
Los rumores por detrás
Has entendido que es mucho mejor resolver un problema de frente que andar con rumores por la espalda. Estás a la altura de dejar pasar a quienes ya no te hacen bien, sin necesidad de mantener relaciones tóxicas que no te nutren.
Los tabúes en la sexualidad
Ya conoces tu cuerpo y sabes lo que te gusta. También diferencias algo placentero de algo que te hace sentir incómoda. Puedes hablar de estos temas con más libertad y confianza, incluso hacer bromas sobre la sexualidad.
