Se Casaron Con Más De 95 Años Pero Fueron Separados Por Una Mujer Desalmada

Para nosotros lo más importante es el corazón y éste es rojo por igual” dijo el hombre luego de saberse la terrible historia que tuvieron que vivir por culpa de una horrible mujer.

Edith Hill y Eddie Harrison son la pareja más anciana de los Estados Unidos. Pero eso no es lo llamativo de su historia. Todo iba bien hasta que empezaron las complicaciones.

Se conocieron mientras jugaban a la lotería. Él esperaba los resultados cuando ella se acercó y le pidió si podía jugar su número. Él la ayudó y jugó los números tres veces. La última resultó ganadora y ambos se estaban repartiendo los 5.000 dólares de premio. Tiempo después, Eddie cuenta que lo compartían todo.

En 2014, la pareja decidió casarse y llamaron la atención de los medios locales. Pero lo que más destacaron era que eran demasiado viejos y que eran completamente distintos, refiriéndose a su color de piel.

Pero para ellos eso no tenía importancia.  Lo más importante era el amor y no dejarían pasar la oportunidad de vivir felices juntos.

Él tiene 95 y ella, 96. Para Eddie ”
Para nosotros lo más importante es el corazón y éste es rojo por igual. Sí, fue un flechazo

Laura Checkoway conoció su historia y quiso hacer un documental para “celebrar esa unión”. Pero nadie se imaginó que terminaría por descubrir y visibilizar el terrible drama que viviría la pareja y ocurre a muchos más.

Se supone que la muerte sería la que los separaría para siempre pero, en su caso, fue una de las hijas de Edith quién decidió alejarlos el uno del otro.

Alcanzaron a vivir un tiempo juntos y felices. La cineasta pasaba esos días con la pareja para dar vida a su doumental llamado “Edith+Eddie”. La familia parecía aceptar la relación e incluso estaban felices de sus padres. Excepto una. Patricia, una de las hijas de Edith, y también en parte heredera de su madre, se opuso rotundamente a esa unión aduciendo que Eddie le robaría el dinero a su madre y que ella no estaba en condiciones de decidir por sí misma.

La mujer se acercó a los tribunales y ellos acogieron su causa. La corte decidió asignar un “guardián” para Edith hasta obtener una sentencia.

Esa corte nunca conoció bien a una pareja que se amaba de verdad y que estaba completamente cuerdos. Simplemente los separó y Edith quedó al cuidado de una completa desconocida. La mujer fue obligada a irse a Florida.

La pareja protestó pero no fue escuchada. Además, ¿quién iba a escuchar a unos “ancianos dementes”? Al menos no la corte.

Cuando la pareja conoció a su guardiana, Jessica Niesen, Eddie le dijo en su cara: “Eres mala y los demonios viven debajo de tu cama. Te acordarás de esto hasta el día en que te mueras”.

Y desde ese minuto, Eddie sólo se sentó a esperar que su amada volviera a su lado y que todo quedara en el pasado.

Pero eso no pasaría. Incluso la cineasta estaba confundida y sorprendida. Según explicó: “Pensé en ese momento que se trataba de un problema aislado, pero me di cuenta de que era algo alarmante y recurrente“.

Fue así que buscó más información acerca del tema y encontró un reportaje del New Yorker (“Cómo los ancianos pierden sus derechos”) que le abrió los ojos a un problema mayor.

Y todo se debe a algo tan simple y al mismo tiempo ridículo. Según la ley, hace 800 años, Estados Unidos adoptó lo que se hacía en el Reino Unido. Acá se busca “proteger” a los adultos mayores y sus intereses. El estado está facultado para declararlos “incompetentes” ya sea por demencia, pérdida de memoria, o cualquier otra condición. Si su familia o cuidadores no llegan a un acuerdo sobre qué hacer con ellos o pasando por encima de lo que ellos quieran, el Estado los puede entregar a un “guardián”.

Si se quiere ser guardián, basta hacer un curso. En el país no existe una base de datos oficial que muestre la realidad de los ancianos, pero se cree que son unos 1.5 millones en esa situación.

Estar con un guardián debería ser temporales, pero la realidad muestra que termina siendo permanente en la mayoría de los casos. El guardián, además, administra los bienes económicos de su “protegido” e incluso se adueña de ese dinero, y el anciano generalmente es enviado y muere solo en un asilo.

La directora del documental lamenta el triste final de esta pareja, pero señala que fue testigo del amor que ambos se profesaban. Le permitieron grabarlos por tres meses en su casa, cuando iban a bailes, a la iglesia, o paseaban en el parques. Edith señaló estar “agradecida de la vida y todo el mundo debería hacer lo mejor que pueda”. Eddie, por su parte, comentó que se enamoró de Edith por ser una mujer “gentil y muy habladora”. En la película quedó registrado el día en que se separaron y la tristeza un Eddie solitario.