Jeremiah Peterson es un hombre de 39 años que a mediados del año pasado pesaba más de 127 kilos. El estadounidense, padre de tres hijos, se dio cuenta que “algo andaba mal” con su salud cuando un día salió de excursión con sus niños y no pudo seguirles el ritmo.
El hombre afirma que alcanzó ese peso gracias a su vida sedentaria, basada en estar sentado, comiendo grandes cantidades de alimentos y bebiendo cervezas a diario. Su abundante masa corporal le traía, además, dolores intestinales y en sus articulaciones.
“Siempre hemos sido una familia activa, pero cuando fui de excursión con mis hijos pequeños, ellos subían por la montaña mientras yo recuperaba el aliento y no podía seguirles el ritmo”.
Jeremiah reconoció que no le quedaba otra opción.
“Ponerme en forma y hacer ejercicio era mi única alternativa. Tengo tres hijos y una esposa con los que quiero estar siempre”.
Así fue como comenzó cambiando su dieta por una estricta alimentación cetogénica, dieta con bajo consumo de carbohidratos que acelera el metabolismo. Luego pasó 5 meses, en los que salía 2 horas de excursión al día y pasaba una hora en el gimnasio. Luego de ese tiempo, perdió 37 kilos y redujo su talla de pantalón de 42 a 33.
“Mi cuerpo se transformó tan rápido porque cumplí el programa de ejercicios todos los días, sin tiempo para el descanso, lo que me ayudó a quemar grasas rápidamente”.
De a poco Jeremiah empezó a notar otros beneficios además de la reducción de su peso y masa corporal.
“Desde que bajé de peso, mi pelo y piel comenzaron a verse más sanos, luego pude ver mi mandíbula en lugar de mis mejillas regordetas”.
“También tengo abdominales. Estoy lleno de energía todo el día a pesar de despertarme a las 5 de la mañana y acostarme a las 22 a diario. Cuando tenía sobrepeso estaba cansado todo el tiempo y necesitaba dormir una siesta”.
“Cuando ves los resultados, obtienes mucha más motivación semana tras semana al mirarte en el espejo, me hace querer continuar esforzándote más”.
Al realizar pequeñas excursiones todos los días, hacer una más extensa con sus hijos ya no es un sacrificio.
“Ahora que paso hasta tres horas haciendo ejercicio, una caminata no me complica. Antes tomaba cerveza para relajarme después del trabajo, ahora ir de excursión me relaja de la misma manera”.
“También me siento más seguro, tengo más energía para trabajar, no sólo en mi cuerpo, sino también para ayudar a mi familia”.
Finalmente Jeremiah agradece este notable cambio a sus hijos.
“Sin ellos, no lo hubiese hecho jamás”