Todos nosotros empezamos nuestro aprendizaje algunos meses antes de salir del vientre de nuestra madre. Esta es una recopilación de la opinión de científicos sobre cómo y qué aprende el niño en el útero.
Sentir el sabor
El profesor Peter Hepper de la Universidad Real de Belfast, juntos a sus colegas, llevó a cabo un estudio con 33 niños, cuyas madre al final del embarazo, o bien comían ajo a menudo, o nunca. El ajo no fue escogido al azar. Su jugo es capaz de retenerse en el cuerpo durante arias horas después de su consumo y el bebé es capaz de notar su sabor al ingerir el líquido amniótico. Esto, por lo general, pasa a partir de la décima semana de desarrollo. Además el sabor puede transmitirse directamente de la sangre materna a la sangre del niño, sin pasar por el sistema digestivo.
Los niños, cuyas madres durante el embarazo optaban por platos con ajo, comían papas con ajo con mucho gusto, incluso cuando tenían 8 o 9 años. Los platos con sabores menos pronunciados también influenciaron en el desarrollo de los gustos del niño, por ejemplo el jugo de zanahoria. Los científicos observaron el desarrollo de los bebés cuyas madres en los últimos meses del embarazo bebían, o bien jugo de zanahoria, o solo agua. Luego tras analizar las reacciones en el rostro de los bebés de 5 o 6 meses de edad, que bebieron jugo de zanahoria y agua, los investigadores llegaron a la conclusión de que los niños pudieron haber preferido la zanahorias todavía cuando estaban en el útero.
“Cuando el niño se pone al pecho, él siente el mismo sabor, al que se acostumbró durante las últimas 30 o más semanas antes del nacimiento. Si el sabor es distinto, puede haber problemas”.
Es así como funciona el mecanismo de reconocimiento de los padres, y no solo en humanos, también en animales.
Oír sonidos
Un equipo de investigadores finlandeses llevó a cabo un experimento en el que un grupo de mujeres al final del embarazo, casi todos los días, escuchaba la melodía de la canción de cuna “Brilla, brilla, mi pequeña estrella”. El segundo grupo no la escuchó nunca.
”Durante el experimento, los niños estaban dormidos. Con el fin de determinar su reacción, nosotros utilizamos EEG, es decir, registramos de forma continua la señal proveniente de diferentes partes del cerebro”.
El cerebro de los niños que escucharon la melodía antes de su nacimiento, registró impulsos más fuertes en comparación con los niños que no la oyeron. Además, estos niños reconocían cuando la melodía se tocaba con errores, y reaccionaban ante eso. Mientras el segundo grupo de niños, les resultó igual de todos modos, hubiera cambios o no.
Esto lleva a la conclusión de que aprendieron y memorizaron la melodía cuando todavía estaban en el útero.
Reconocer el habla
“Los hijos de los padres que hablaban inglés, chupaban activamente un chupete con sonidos de habla inglesa, en comparación con la francesa. Mientras que los hijos de los padres de habla francesa hacían más esfuerzo cuando escuchaban la lengua francesa y se entremezclaba con la rusa durante el experimento”.
También resultó que los niños eran capaces de reconocer los sonidos de su lengua materna, no solo pronunciados por la madre sino cuando también otros hablaban.
El estudio demostró ser muy útil, ya que los científicos han demostrado qué importancia tiene dedicarle una atención especial al ambiente sonoro para los bebés nacidos prematuramente. Si en el hospital materno hay excesivo ruido mecánico, los niños recordará estos sonidos en lugar de los sonidos del habla. En el futuro esto puede conducir a problemas con el aprendizaje de la lengua, dicen los científicos.