Cada año, en todo el mundo desaparecen miles de niños que no dejan rastro alguno y sus secuestradores son excelentes manipuladores que supieron urdir un plan y tergiversar la situación a tal punto de caerle bien a los pequeños y lograr su objetivo. Por eso y por muchas otras cosas más, en esta oprtunidad hemos querido recopilar 12 principales trucos de los secuestradores de niños que ponen en evidencia sus peores intenciones.
1.
Algunos secuestradores le piden ayuda al niño. Si eres testigo de una situación así, preocúpate, porque los adultos normales no piden ayuda a niños desconocidos. Si un adulto tiene algún problema (se le ha perdido el perro, se le ha escapado el gato, necesita abrir la puerta del automóvil y tiene las manos ocupadas con bolsas pesadas), siempre buscará la ayuda de otro adulto, pero no la de un niño.
2.
Si ves que un niño llora, intenta sacar la mano y grita, podría parecer que solo está haciendo un berrinche y no le hace caso a mamá o a papá. Sin embargo, si la histeria va más allá de lo razonable, no estará demás acercarse y preguntar si todo está en orden. No sientas vergüenza de preguntarle al niño quién es el adulto que lo acompaña. Si, al hacer esto, frente a ti está un secuestrador, pensará cien veces si vale la pena llevarse al niño por la fuerza. Después de todo, probablemente vayas a recordarlo.
3.
4.
Los pequeños son por esencia ingenuos y confiados y no van a poner en duda las cosas que los adultos les digan. Por ejemplo, si les ofrecen golosinas o juguetes o les prometen un teléfono de última generación y los hacen ir hasta un automóvil, estamos ante un secuestrador de niños. Ningún adulto normal les hará regalos a niños desconocidos y los invitará a su automóvil.
5.
Con la ayuda de las redes sociales, un delincuente puede encontrar detalles muy precisos: cuáles son los nombres de los familiares o los colegas de los padres, qué juguetes se le dieron al niño para su cumpleaños, cómo se ve su habitación. El secuestrador puede saber mucho sobre la familia del niño. Con eso puede engañar hasta a un adulto, ni que hablar de los niños. Usando todo esto en una conversación, puede presentarse como un amigo o un colega de sus padres, contar, por ejemplo, que la madre tuvo que ser internada en un hospital y hay que ir a verla. Si presencias este tipo de situación, no te mantengas al margen, porque en 9 de cada 10 casos se trata de un secuestro.
Es común que los secuestradores usen a otros niños como carnada y los manden a conocer a las potenciales víctimas. La situación se complica por el hecho de que los niños no comprenden claramente quién es un extraño. Generalmente, los secuestradores se representan como unos malvados de rostro sombrío con barba y anteojos. Sin embargo, en realidad pueden ser mujeres adorables e incluso niños como cómplices. Si ves que un niño se lleva a otro de una plaza de juegos, no estará demás preguntarles hace cuánto tiempo que se conocen y hacia dónde se dirigen.
7.
Un conductor común le pedirá indicaciones a un adulto o a un agente de tránsito, o simplemente encenderá el navegador, jamás va a pedirle indicaciones a un niño. Pon atención si un automóvil avanza despacio por la calle y se detiene cerca de un niño. Y si el conductor le pide al niño que le muestre el camino y le ofrece subirse al automóvil, con un 99 por ciento de probabilidad es un secuestrador.
8.
Según los archivos policiales, existe evidencia de que hubo casos en que los niños fueron secuestrados en motocicletas, tras haber sido invitados a dar un paseo. Ningún muchacho es capaz de resistirse a una invitación así. Si vemos una escena parecida, deberíamos encender la lógica: ¿qué conductor normal invitaría a un niño desconocido a montar en su motocicleta?
9.
Frecuentemente, los secuestradores se hacen pasar por productores de películas o fotógrafos, lo que funciona con niños mayores de 10 años. Los secuestradores ganan su confianza con adulación y promesas de fama y éxito. Lo que es lógico es que los verdaderos profesionales no buscan actores y modelos en las plazas, ya que van a las escuelas o anuncian un casting oficial.
10.
Es difícil mantenerse alerta cuando los secuestradores parecen agentes de policía y le piden al niño que los acompañe, porque supuestamente hizo algo malo. No es de extrañar, porque incluso los adultos confían en las personas uniformadas. Sin embargo, seguro estarás de acuerdo en que un policía verdadero primero buscaría a los padres del niño y no rechazaría la ayuda de los adultos si se la ofrecieran. Si nuestra intervención con la exigencia de mostrar los documentos no funciona y el secuestrador trata de llevarse al niño por la fuerza, como mínimo toma una foto y haz la denuncia.
11.
Si ves que un niño llama a un adulto “señor” o “señora” es un motivo de alerta, pues no es común que los niños no les dicen así a las personas que conocen.
12.
Quizás esto no debería ser tan así, porque hay excepciones, pero deberíamos poner ojo a los detalles más pequeño y quizás una gran diferencia en la apariencia y la ropa de un adulto y un niño, podría ser motivo de alerta. Es preferible que exageremos a la hora de resguardar la vida y la integridad física y emocional de los niños, pues de nosotros depende su vida.