Si duermes menos de 8 horas al día entonces debes saber que tu salud está en riesgo y es probable que sufras las consecuencias a corto y largo plazo. Desde hace mucho tiempo se sabe que el sueño y su calidad tienen mucho que ver en diferentes aspectos de la salud, pues es justo al descansar cuando el cuerpo inicia determinados trabajos que no puede hacer durante el día.
Además de las consecuencias físicas que se notan casi de inmediato, también hay graves efectos emocionales que pueden llegar a afectar a la personas cuando no se les da un control adecuado.
Tener un sueño placentero y sin interrupciones es un hábito que ayuda a equilibrar el estado emocional y físico de todo individuo, por ello cuando alguien no duerme el tiempo aconsejado, lo más seguro es que sus efectos empezarán a disminuir su calidad de vida.
Aumento de la presión arterial
No dormir, dormir poco o tener dificultades para conciliar el sueño influye de forma directa sobre la presión arterial. Disfrutar de menos de 8 horas de sueño puede incrementar los niveles de presión arterial sistólica hasta 132, cuando lo ideal es que esté por debajo de 120.
Dificultades en el páncreas
La falta de descanso y sueño tiene una repercusión importante en la habilidad para procesar la glucosa, lo que conlleva a padecer altos niveles de azúcar en la sangre y a aumentar el riesgo de sufrir de diabetes tipo 2 y sobrepeso.
Incremento del apetito
La disminución del periodo de sueño está asociada con el incremento de índice de masa corporal. No dormir el tiempo adecuado disminuye los niveles de leptina (reductora del apetito), mientras que los niveles de grelina (estimulante del apetito) aumentan.
Por ese efecto, se está relacionando la privación de sueño con el riesgo de padecer obesidad. Todo se debe a que el deseo de ingerir carbohidratos y calorías aumenta, creando a su vez una ansiedad por la comida.
Menor gasto de energía
Las personas que no logran conciliar el sueño de forma adecuada tienen menos probabilidades de ser activos físicamente, lo que deriva a un menor gasto energético y por ende, mayor acumulación de calorías. Si a la reducción de la actividad física se le une el aumento del apetito y el deseo por ingerir alimentos poco saludables, es más que evidente que este tipo de alteraciones desempeñan un papel esencial en el peso corporal.
Efectos en el cerebro
Sistema inmunológico
El agotamiento físico provocado por un mala calidad de sueño compromete al sistema inmunológico, generando un déficit de anticuerpos e incrementando el riesgo de padecer enfermedades e infecciones.
Estrés
Las consecuencias sobre el estado de ánimo son inmediatas y casi siempre se manifiestan con emociones de irritabilidad, estrés, ansiedad o depresión. Después de tener una mala noche o no dormir lo suficiente, existe un mayor riesgo de padecer estrés porque aumentan los niveles de cortisol.
Dolencias
Tener menos de 8 horas de sueño al día implica un mayor riesgo de padecer dolencias musculares y fuertes dolores de cabeza durante el día.
Envejecimiento prematuro
El desvelo junto con el cigarrillo y el daño solar, es de las principales causas de envejecimiento prematuro en la piel. Durante el sueño el organismo incrementa los niveles de la hormona que le da elasticidad a la piel y que tiene un papel importante en la prevención de las arrugas. Además, un buen descanso contribuye a la regeneración celular y disminuye el impacto de los radicales libres sobre los tejidos de la piel.
Debilita los músculos
De nada sirve pasar largas horas fortaleciendo los músculos si por la noche no se tiene un descanso adecuado. Durante el sueño el organismo libera hormonas que regulan funciones principales, entre las que están las del crecimiento. Para esto, quienes duermen poco difícilmente desarrollarán sus músculos de manera adecuada y es probable que sientan mayor desgaste físico.