El hígado graso está muy relacionado con la obesidad, el colesterol alto y la hipertensión. Aunque es difícil de detectar, existen algunos síntomas que pueden dar indicios de esta enfermedad. Por ejemplo, cuando la grasa se acumula en las células hepáticas podemos sufrir de hígado graso.
En muchos casos las células adiposas se llenan de grasa y “pasan” el exceso a los órganos cercanos. Como ya sabemos El hígado cumple funciones vitales como producir proteínas, regular el metabolismo de las grasas, eliminar las toxinas de la sangre y controlar la cantidad de aminoácidos a nivel general. Por ello, es fundamental mantenerlo en buenas condiciones.
En general, las industrias y los medios únicamente tratan de hacer conciencia sobre aquellas enfermedades que son de transmisión íntima o tienen un alto impacto tales como la diabetes el cáncer o quizás las enfermedades de pérdida de memoria. Pero hay un sinfín de diagnóstico es que debes conocer y la única forma en la que puedes emitir este tipo de resultados es conociendo la sintomatología de cada uno de las dolencias o enfermedades por lo que el día de hoy te vamos a explicar los síntomas de si tienes el hígado graso.
Antes de mencionar los síntomas, queremos aclarar que el hígado graso no es más que cuando tenemos grasa recubriendo nuestro hígado y ésta no permite que el hígado funcione de manera adecuada. Lo que, a su vez, trae como consecuencias diferentes enfermedades hepáticas a largo plazo que pueden desencadenar incluso una cirrosis cuando llegamos a la tercera edad.
- Problemas digestivos recurrentes.
- Tendencia a subir de peso. Es como un círculo vicioso, pues la persona obesa puede padecer de hígado graso y así mismo, la persona con hígado graso puede subir de peso.
- Mareos constantes y sensación de desmayo.
- Inflamación en la zona del abdomen (como una especie de saco que rodea tu cintura).
- Sensación de cansancio recurrente, ya que el hígado no puede eliminar las toxinas que estamos consumiendo por lo que sentimos que algo anda mal en nuestro cuerpo.
- Falta de apetito, aunque no lo creas, si ya padeces de hígado graso muchas de las comidas te van a dar náuseas por lo que a su vez se reducirá tu apetito.
- Sangrado de nariz o hematomas. Esto se debe a que ocurrirá una alteración en la generación de sustancias, que impiden la coagulación de tu sangre.
Ahora ya sabes a qué señales debes estar alerta para poder descubrir si lo padeces o no. Si notas que tienes uno o varios de ellos, podría ser que estés padeciendo de este problema y aún no lo sabes así que te recomendamos cambiar tus hábitos y acudir lo antes posible a tu médico de cabecera.