Probablemente alguna vez en tu vida has pasado por un momento en que todo lo que te proponías te salía mal, y quizás pensabas que todo iba a pasar, si es que lo mirabas desde un puto de vista optimista, o de lo contrario te enfurecías, entristecías o todo esa mala actitud se representaba en algún problema físico.
Si pensaste que ya habías tocado fondo y ya no había cómo salir de los problemas, siempre hay una forma positiva de ver la vida, porque no todo está perdido y en realidad has aprendido y ganado mucho más de lo que imaginas. Estas son las razones por la que esa situación es una de las mejores cosas que podría pasarte.
Puedes reflexionar
Al “tocar fondo” somos capaces de analizar toda nuestra ida y es el momento perfecto para volver a construir el futuro que realmente queremos vivir.
Dejas de actuar como se espera y te vuelves auténtico
Cuando no estás pasando por un buen momento, te priorizas y comienzas a pensar en lo que de verdad te importa y te hace bien. Dejas de hacer las cosas por compromiso y aún estando en lo más bajo estás más en contacto contigo que nunca.
Te reconoces
El conocerse es el primer paso para comenzar a aceptarse, lo bueno y lo malo de nuestra personalidad forman parte de nosotros y hay que saber manejarlo, no suprimirlo. Al estar angustiado o enfurecido estás en contacto con tus emociones y permites que fluyan, usándolo a tu favor y aprendiendo de ti mismo.
Te fortaleces
El dolor forma parte de la vida de todos y es necesario sentirlo, aceptarlo y superarlo, porque de otra forma podría afectarnos a través de enfermedades físicas. Aceptar que no todo es feliz y hay momentos tristes, nos fortalece y nos ayuda a seguir adelante.
Es fácil modificar tu camino
Al atravesar un momento complicado en tu vida, es mucho más fácil comenzar a hacer las cosas de manera diferente, ya que es casi una necesidad. Esta libertad nos ayuda a eliminar lo malo y enfocarnos en lo que realmente queremos hacer.
Valoras más tu entorno
Al atravesar un mal momento de tu vida, entiendes que no todo se puede controlar y te vuelves más humilde. Eres capaz de admirar mucho más las cosas que antes te parecían insignificantes y también a las personas que te rodean.
Ayudas y comprendes más a los demás
Eres capaz de ponerte en el lugar del otro, entenderlo y ayudarlo, porque tu también haz pasado por eso.