Su nombre era Steve Jobs y afortunadamente nos dejó muchas claves para los emprendedores como él se conviertan en reales expertos de la persuasión. Cuando Steve subía al escenario, sabíamos que escucharíamos algo que nos dejaría reflexionando y nos daría las claves para surgir. Demás está decir que cuando presentaba un producto o una idea, nos hacía querer lo que ofrecía, pero lo más importante es que ahora tenemos claro que el emprendimiento también es el arte de vender una idea, de persuadir. Es por eso que queremos entregarte su gran sabiduría a través de estas seis claves:
1. Comparte el escenario
Sabemos que Jobs era siempre la gran estrella de su show, casi nunca realizaba una presentación solo. Es más, otras 10 personas podrían compartir el escenario con él en una presentación de 90 minutos. Este gurú sabía que en cualquier presentación, escuchar a sólo una persona es monótono, ya que el cerebro humano pide variedad. Por lo tanto llamaba a un alto ejecutivo, un cliente satisfecho, etc. No los aburras y busca a alguien que te ayude.
2. La “regla de tres”
Es una idea que sugiere que las personas pueden recordar muy bien a lo más tres cosas que escuchó en una presentación o leyó en un texto. Para ello debes responder a la pregunta, “¿Cuáles son las tres cosas que quiero que mi audiencia sepa muy bien?”, y armar una propuesta (oral o escrita) basada en ellas.
3. Presentar héroes y villanos
4. Pensar como si el mundo fuera Twitter
Con la llegada de Internet, nuestro lenguaje se hizo más abreviado y compacto. Por eso, todas las presentaciones de Jobs tenían un título o una idea principal que cabía dentro de 140 caracteres, siempre estaban dentro del límite de espacio para un tweet. Así lograrás mejorar la “regla de tres”: esa idea no saldrá de la cabeza del espectador.
5. Vender sueños y pasión
De acuerdo a este hombre, más que vender un producto o un servicio, lo que debes vender son sueños y pasión. Es muy importante vender algo que te apasione. Para vender algo, debes inspirar a las personas; y si tú no estás inspirado, ellos tampoco se inspirarán.
Los mensajes de Steve Jobs eran realmente inspiradores, su forma visual de presentarlos era muy simple. Siempre vestía con una ropa informal, icónica y, en la pantalla grande, muchas veces mostraba diapositivas con grandes imágenes y sólo una palabra. Así, sus palabras siempre fueron protagonistas y el espectador nunca se distrajo con la pantalla grande. Todas esas reglas provocaban que todos quisiéramos lo que él presentaba, porque nos fascinaba con sus ideas y son dignas de ser imitadas.