Vivimos en un mundo convulsionado debido a las constantes guerras y al miedo de sufrir actos terroristas.
Pensar que son un pequeño grupo de personas en comparación a las millones que desean solo la paz y la buena convivencia. ¿Por qué lo permitimos?
Todo pasa porque, por más que hagamos un esfuerzo individual, son quienes nos gobiernan los que tienen intereses creados que afectan exponencialmente a la humanidad y a la naturaleza en muchos aspectos.
¿Hay algo que podamos hacer entonces?
Parece difícil, una pelea de David contra Goliat. Por eso, hoy compartiremos contigo algunas herramientas prácticas que te pueden ayudar con tu deseo más profundo de que haya paz en el mundo. Quizás si estamos todos conectados con el mismo pensamiento, es que podamos conectarlas tan fuerte con los deseos positivos de cada ser humano, que podremos empezar a hacer el cambio.
1. La elección individual
“Si quieres cambiar el mundo, empieza por ti mismo”
La paz es algo que nace de cada uno e implica un esfuerzo interior a pesar de las situaciones externas. Se debe empezar por sostener la paz en todos y cada uno de los aspectos de la vida personal. Empezar por las cosas que puedes controlar antes de hacer algo por el mundo.
Debemos ser conscientes de las batallas cotidianas sean grandes o pequeñas y grandes. Eso implica un mismo, las relaciones, la comunidad, los amigos, el trabajo.
Busca cómo silenciarte y conectarte con tu esencia y que eso se convierta en algo cotidiano y visible. Para ellos debemos aprender a respetar las diferencias; no juzgar, ser más amables y compasivos.
2. Ser optimista y positivo
Aún en los peores momentos es una estrategia que no falla: tu actitud. Generalmente, las personas se sienten atraídas por las polaridades porque resulta más sencillo identificarse con la mayoría y no permitirte pensar por ti mismo.
Todos tendemos a marcar las experiencias como positivo o negativo. Hay que aprender a ser más neutral; es una tercera posición muy útil para salir de la negatividad del momento.
Cuida tus palabras y restringe el consumo de información sin haberla chequeado antes. Que no te abrume lo negativo que encuentras en los medios de comunicación. Sé curioso e interioriza las cosas que son esenciales para ti. Equilibra tu mente y estado emocional, sin que te inhabilite para que tener tus propios pensamientos o decisiones.
3. Envía tu luz al mundo
Sin importar tu religión, los buenos pensamientos son energía que circula. No caigas en tu propia negatividad ya que pierdes tu energía. Lo que piensas, tus palabras, actitudes y pequeños hechos cotidianos, deben estar inspirados en la paz.
Empieza por ti, y agradece por todo lo bueno que ya tienes en tu vida.Intenta proyectar ese estado positivo hacia todo el mundo. Mentaliza esos lugares donde hay guerra y conflictos rodeamos de luz y a quienes los gobiernan. Se sincero en tus emociones y pensamientos.
Visualiza esto a diario hasta que se convierta en un hábito.
4. Rodéate de personas con la misma sintonía
El trabajo en equipo tiene mejores resultados y se puede visualizar más rápido. Hay muchas personas que son afines a tu pensamiento.
Tu contribución al mundo no tiene por qué ser un acto heroico y llamar la atención. Puede ser un trabajo silencioso y bien intencionado.
Puedes formar parte de un grupo de meditar, caminar al aire libre, cuidar el medio ambiente en tus hábitos, practicar la caridad y la solidaridad. También puedes participar de conferencias y grupos de reflexión o rezar, orar o dialogar.
Lo importante es que tú ayudes por la paz sin estar en pie de guerra con tu propia vida.
5. Buscar ser feliz y no en tener razón
Observa que al definirte como militante de cualquier cosa como ser anti “algo”, inconscientemente eso mismo se vuelve contra de ti o de la causa que persigues. A eso se le conoce como principio de reversibilidad.
Según el psicólogo cognitivista, Piaget, especialista en las ciencias del aprendizaje y conocimiento, el pensamiento humano es reversible a partir de los 7 años. Esto quiere decir que se puede cambiar el estado interno modelando los pensamientos o revirtiéndolos a su estado positivo original.
Es probable que al empezar a trabajar conscientemente por la paz del mundo, se podrá dar muchas situaciones que desafiarán tu paciencia e integridad.
La “paciencia” o ciencia de la paz, visto desde esta perspectiva, es más factible que tenga más sentido para ti.
Se consciente de contribuir positivamente en todo momento y situación. Dejar la lucha constante de querer tener razón siempre. Observa desde otra perspectiva que se podría llegar al mismo objetivo pensando en el bien mayor. Descubre el aprendizaje que hay detrás del problema y el dolor, busca en tu interior, comprende, perdona y suelta.
La paz se empieza con las buenas acciones cotidianas. El resto vendrá por efecto.